Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 771
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Capítulo 771:
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Nadie se percató del cambio emocional de Dylan.
Aún desconcertada, Trinity miró a Wanda. «¿De verdad tenemos que temer a Lilah? Aunque sea rica, ¿se puede comparar con la familia Campbell? Con tu estatus como hija de la familia Campbell, ¿de verdad tienes que tenerle miedo?».
Wanda le dio otra bofetada.
Esta vez, Wanda reaccionó por vergüenza. Si realmente fuera una Campbell de sangre, no tendría nada que temer. Como dijo Trinity, los Campbell eran una de las familias más poderosas del mundo. Pero la verdad era que ella no era su hija real. Todo lo que tenía era prestado. Tenía que andar con cuidado o se arriesgaba a arruinarlo todo. Un paso en falso y Arthur o Milton se lo harían pagar. Trinity siempre pensó que el hecho de que Wanda fuera adoptada por los Campbell la hacía intocable. Wanda no podía explicarle lo equivocada que estaba Trinity. Ella no era nada dentro de la casa de los Campbell. Aun así, delante de Trinity, Wanda tenía que actuar como si estuviera por encima de todo. Era su último atisbo de orgullo.
Trinity miró a Wanda con incredulidad. Wanda siempre había sido fría, pero nunca antes la había tratado así. «¿He vuelto a decir algo malo?», preguntó con voz temblorosa.
Wanda contuvo la tormenta que se agitaba en su interior. Su disgusto y su rabia hervían a fuego lento bajo la superficie. «Como hija de la familia Campbell, no tengo por qué temer a Lilah, pero…».
La idea de que Lilah pudiera ser la verdadera heredera de una familia poderosa carcomía el orgullo de Wanda. La envidia se apoderó de ella como una marea amarga. Su voz adquirió un tono cortante. —Aún no sabemos a qué familia prestigiosa pertenece Lilah. Debemos tener cuidado, no solo por nuestro bien, sino para evitar un escándalo público. Tenía sentido. A pesar del poder y la audacia de los Campbell, su reputación era importante. La protegían como un tesoro.
Trinity asintió rápidamente. «Lo entiendo, Wanda. Haré lo que tú digas».
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La ira de Wanda finalmente comenzó a calmarse. Ver a Trinity tan obediente ayudó a calmar la tormenta en su pecho. «Por ahora, mantente alejada de Lilah. No la contrariés y nunca la enfrentés de frente. Yo misma me encargaré de ella cuando llegue el momento». Wanda había tomado una decisión: cuando surgiera la oportunidad, arruinaría a Lilah por completo.
Mientras tanto, tras abandonar la Universidad Médica de Ublento, Elliana regresó a Rosewood Villa. Los recuerdos de su estancia en el coche de Cole permanecían en su mente, divertidos y e mente irritantes a la vez, con un ligero toque de amargura subyacente. Cole se había recuperado casi por completo, pero la había olvidado, y ahora Wanda no se separaba de él.
Elliana no sabía cómo traer a Cole de vuelta a su mundo. Suspirando, se encerró en el estudio y se sumergió en textos antiguos, buscando cualquier registro sobre el par de brazaletes de jade.
Cole había seguido adelante, pero ella no. Todavía cargaba con el peso de su misión: encontrar a sus madres. No podía permitirse detenerse, ni siquiera por un segundo.
Victor había sido su mejor pista, pero tras escapar de Podgend, había desaparecido. Su red no había encontrado ni un solo rastro de él desde entonces. Ahora, toda su esperanza estaba puesta en las pulseras de jade.
Estaba sentada rodeada de gruesos libros, pasando página tras página, cuando unos golpes en la puerta la sacaron de su concentración.
Heather entró. —Elliana, hay una mujer fuera. Va muy abrigada y no quiere decir su nombre. Solo ha dicho que viene a ver a la Sra. Marsh.
Elliana arqueó una ceja. ¿La Sra. Marsh? Alguien conocía su verdadera identidad. Elliana comprobó las cámaras de vigilancia. En cuanto vio a la mujer envuelta en un chal, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. «Déjala pasar».
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