Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 77
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Capítulo 77:
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La pintura de Paige, Riding the Waves, capturaba un barco solitario de velas blancas luchando contra un mar salvaje y agitado. Era una obra maestra de detalle, con una composición que cantaba y una vibración que gritaba. Era como una charla motivadora en un lienzo, que irradiaba ambición y progreso. Su expresión directa y llamativa transmitía inmediatamente la intención del artista.
Lonely Sunset, de Elliana, era una impresionante escena otoñal en la que el agua se fundía con un cielo infinito. El sol poniente y un único ganso salvaje se deslizaban en perfecta armonía. Los colores eran pura magia, envolviéndote en una calma serena, casi sobrenatural, desde el primer vistazo.
En cuanto se desveló «Lonely Sunset», los jueces se quedaron boquiabiertos. Ampliaron la imagen en sus tabletas, diseccionando cada pincelada, y luego se acercaron al lienzo, con los ojos muy abiertos y llenos de asombro. Cuanto más lo miraban, más les enganchaba.
La técnica parecía haber sido tocada por lo divino: sin esfuerzo, pero perfectamente equilibrada, fluyendo como un río. Incluso los veteranos, los veteranos de la escena artística, se quedaron allí estupefactos, humillados por su maestría.
Pero lo que realmente les dejó boquiabiertos no fue solo la impecable técnica, sino el alma del cuadro. Al principio, parecía un paisaje impresionante, lleno de vida con el cielo otoñal, la puesta de sol y ese ganso solitario volando en sincronía. Los detalles resaltaban como si fueran obra de un genio.
Pero al detenerse un poco más, era como sumergirse en un torbellino emocional. La tristeza, la alegría, la melancolía, la euforia… todo se abatía sobre uno, arrastrándolo a un mundo extraño y vibrante de sentimientos. Algunos sentían ganas de reír, otros de llorar y unos pocos querían gritar a pleno pulmón.
Cuando las emociones alcanzaban su punto álgido y volvían a la realidad, aquella escena asombrosa seguía allí, mirándoles fijamente. Era como una obra de arte fascinante, con una profundidad y una singularidad que dejaban a los jueces con la sensación de que no podían ni siquiera compararse con ella.
Los jueces analizaron Lonely Sunset con sus ojos expertos, mientras que el público se dejaba llevar por sus instintos. En cualquier caso, todos quedaron impresionados, atrapados en un estado de asombro compartido.
Nadie lo vio venir, ni siquiera Elliana, la chica de la que se rumoreaba que no tenía talento ni encanto alguno. Todas las miradas se dirigían hacia ella, sentada en silencio en un rincón, mientras los murmullos se extendían por la sala.
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«No soy crítico de arte, pero mi instinto me dice que la obra de Elliana es mucho mejor que la de Paige».
«Yo también lo creo».
«¿No es increíble? Todo el mundo decía que Elliana era un cero. ¿Cómo ha conseguido este talento? ¿De verdad lo ha pintado ella o le ha pagado a alguien?».
«No, es todo suyo. Vi la retransmisión en directo de El viaje de graduación de la heredera. Lo pintó allí mismo, delante de la cámara».
«Es una locura. ¿Quién iba a imaginar que Elliana era una prodigio del arte en secreto?».
«¿Alguien ha visto la retransmisión? Luciano criticó duramente el trabajo de Elliana, y Paige no dijo ni pío para defenderla. Pensándolo bien, fue bastante ruin».
«Apuesto a que Luciano y Paige conspiraron para hundir a Elliana, pensando que los primeros planos de la retransmisión en directo la enterrarían. Pero Elliana les dio la vuelta al guion al participar en este concurso».
«Ahora están comiendo humillo delante de todo el mundo, y se lo tienen bien merecido».
Luciano y Paige, al oír los susurros, estaban muy nerviosos, con el rostro contraído por la inquietud.
En la última fila, las sonrisas de satisfacción de Darin y Kiara se habían convertido en pánico e incredulidad. No podían entender que Elliana brillara de repente en el mundo de la pintura al óleo. No podían soportar que su hija fuera superada por ella.
La sala era un hervidero de emociones encontradas: algunos se reían, otros echaban humo por las orejas y otros simplemente se deleitaban con el drama.
Elliana, el ojo del huracán, se mantenía tan tranquila como si nada, como si todo aquel circo fuera un martes cualquiera.
Hailee, por su parte, estaba a punto de estallar. —¡Elliana, eres increíble! ¡Soy tu fan incondicional!
Elliana le lanzó una mirada juguetona. —Tranquila.
—¿Tranquila? ¡Ni hablar! —Hailee estaba emocionada, como si ella misma hubiera ganado el premio—. Es obvio: te vas a llevar la corona. Después de esta noche, serás la nueva estrella del mundo del arte y yo podré decir que soy amiga de la campeona. ¿Cómo voy a estar tranquila?
Luego, con un destello de duda, añadió: «No vas a dejarme por ser demasiado normal, ¿verdad?».
Elliana se rió y le dio una palmada tranquilizadora en la mano. «No seas tonta».
Hailee, todavía emocionada, se aferró a la mano de Elliana. «Oh, tía, por fin he conseguido una amiga épica. ¡Ni loca te voy a dejar escapar!».
Elliana, entre divertida y sin saber qué decir, se limitó a sonreír.
De repente, un juez que estaba junto a Lonely Sunset soltó un grito. «¡No puede ser! ¡Esto no puede ser verdad!».
Todas las cabezas de la sala se volvieron hacia el juez, con la mirada fija en el origen del grito…
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