Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 767
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 767:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Mientras ellos se desahogaban, el conductor permaneció en silencio, sumido en una frustración más profunda que la que sentían los dos hombres Fletcher. ¡Él solo tenía que conducir! Los problemas solían recaer sobre los hombres Fletcher. En su opinión, él debería haber estado al margen; al fin y al cabo, alguien tenía que cuidar de Cole al volante. Sin embargo, allí estaba, atrapado en medio del fuego cruzado con ellos. Lo único que había hecho era su trabajo. ¿Cómo había terminado en medio de este lío?
Cuando el coche se alejó, dejando atrás a los tres, la expresión rígida del rostro de Cole comenzó a desvanecerse. Miró a Paulina. —Averigua todo lo que puedas sobre ella.
—Entendido. Paulina no necesitó que le repitiera a quién se refería. Elliana siempre había tenido una forma especial de atraer a Cole, como nadie más. Incluso después de que Cole perdiera la memoria sobre ella, ese primer encuentro fue suficiente para poner todo en marcha de nuevo, como si algo en lo más profundo de su ser la hubiera reconocido antes que su mente. Nunca escaparía de la influencia de Elliana, no en esta vida.
Sentado en la parte delantera, Hugh apenas podía contener su sonrisa. La idea de que Cole volviera a interesarse por Elliana le llenaba de esperanza. Eso podría acercarle a Heather, dándole más oportunidades de verla. Si la suerte seguía de su lado, tal vez incluso conseguiría que Cole apoyara su plan de pedirle matrimonio.
Mientras tanto, mientras Wanda conducía hacia casa, su teléfono vibró con una llamada urgente. Se enteró de que Trinity había sido humillada en la escuela, salpicada con heces. Furiosa, Wanda dio la vuelta con su coche y se dirigió a toda velocidad hacia el hospital sin pensarlo dos veces.
El disgusto por la familia Craig ardía dentro de Wanda, y Trinity siempre le había puesto de los nervios. Sin embargo, en ese momento, no tenía más remedio que dejar esos sentimientos a un lado e intervenir. El futuro con el que soñaba, una vida casada con la familia Evans, pendía de un hilo.
Después de todo, su apellido podía ser Campbell, pero todo el mundo sabía que sus verdaderos lazos pertenecían a la familia Craig. Cualquier cosa que les sucediera la mancharía también a ella. Nadie podía ignorar un escándalo tan vulgar y público. Tendría que actuar antes de que su reputación se viera afectada.
Historias completas solo en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.c🍩𝗺 antes que nadie
Al llegar al hospital, Wanda vio a Trinity tumbada en la cama, pálida y completamente derrotada.
El incidente en sí no había puesto a Trinity en peligro. Aunque había tragado un bocado de suciedad, su cuerpo no corría ningún riesgo. Fueron el asco y la vergüenza lo que la dejaron inconsciente.
El tratamiento pronto devolvió a Trinity a la conciencia, pero nada podía reparar el daño causado a su mente. Atormentada por el horrible incidente, suplicó al personal médico que le hiciera un lavado de estómago, desesperada por purgar el recuerdo de lo que había tragado.
Los médicos intentaron razonar con ella, explicándole que no era necesario volver a hacerle un lavado de estómago y que incluso le haría más daño que bien. Pero Trinity se mantuvo obstinada, insistiendo en que le realizaran el agonizante procedimiento una y otra vez.
Después de cada procedimiento, Trinity parecía más agotada, ya que su único alimento provenía de un gotero intravenoso. Rechazaba toda comida y agua. La mera visión de una comida le provocaba el recuerdo, el sabor, y le causaba oleadas de náuseas, haciéndola vomitar hasta que su estómago quedaba vacío.
Trinity ya se había frotado hasta dejar la piel en carne viva y se había cambiado de ropa más de una vez, pero por mucho que se lavara, no servía de nada. La suciedad no solo estaba en su piel, sino también en su cabeza, pegada como una mancha que nunca podría quitar. Ahora le resultaba imposible enfrentarse a otras personas.
Antes, Trinity pensaba que nada podría impedirle casarse con un hombre rico y poderoso. Ahora, dudaba de que alguien la quisiera. ¿Cómo podría un hombre de éxito mirarla sin sentir náuseas? Incluso un simple beso sería insoportable.
.
.
.