Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 764
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Capítulo 764:
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Cole mantuvo la mirada fija en su coche mientras se alejaba, con expresión sombría. Intentando aliviar el ambiente, Wanda se volvió hacia él y le dedicó su sonrisa más dulce. «Cole, ¿has venido aquí solo para recogerme?».
Cole respondió con frialdad: «No».
Wanda sintió un nudo en el pecho. Había sentido una oleada de alegría cuando vio su coche por primera vez, convencida de que había venido a buscarla. Su seca respuesta destrozó todas sus esperanzas en un instante. La confusión inundó su mente, haciéndole imposible comprender las intenciones de Cole. Aunque había venido a su casa para pedirle matrimonio, siempre parecía distante e incluso había retrasado la celebración de su compromiso. Nada tenía sentido para ella.
Todas esas preguntas daban vueltas en su cabeza, pero se mantuvo en silencio, sin querer hacer nada que pudiera enfadarlo y arriesgarse a romper su compromiso. Con una sonrisa temblorosa, Wanda lo intentó de nuevo. «¿Estás aquí por negocios?».
Cole respondió con el mismo tono monótono: «Sí».
Su visita no tenía nada que ver con Wanda. Recogerla nunca había sido su intención. En los últimos días, había estado buscando a la verdadera heredera Campbell. Una pista lo había llevado hasta allí, ya que descubrió que la amada de Arthur había visitado la Universidad Médica de Ublento varios años atrás.
Al ver la actitud distante de Cole, Wanda se sintió excluida y no pudo mantener la sonrisa por más tiempo. Sin otra opción, fingió comprender la situación. «Entonces no te molestaré más. Me voy».
Cole respondió con un ligero movimiento de cabeza, sin molestarse en prestarle más atención.
Wanda se dio la vuelta y se alejó, con el ánimo por los suelos.
Para entonces, el coche de Elliana ya había desaparecido de su vista.
Dándose la vuelta, Cole miró a Myles.
Myles, temblando de nerviosismo, se apresuró a defenderse. «Sr. Evans, es obvio que esa joven solo intentaba provocarle. Alguien de su categoría nunca se interesaría por mí. Por favor, no deje que le engañe…».
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Myles esperaba que sus palabras cuidadosamente elegidas hicieran que Cole dejara pasar el tema, pero el rostro de Cole permaneció duro como una piedra.
Justo cuando Myles sentía que el corazón le latía con fuerza en el pecho, Cole finalmente habló, con un tono tan tranquilo que resultaba escalofriante. «Refinada, elegante, humilde y educada, ¿eh?».
Citó a Elliana, repitiendo los elogios que ella había prodigado a Myles hacía solo unos momentos.
Pero, en lugar de sentirse complacido, las palabras ardieron en los oídos de Myles como fuego.
«Oh, en absoluto», respondió Myles, esbozando una débil sonrisa. «No merezco nada parecido a ese tipo de elogios».
La boca de Cole se curvó en una mueca amarga. «Llevas años trabajando a mi lado, Myles. Es curioso, nunca me había dado cuenta de que tenías tantas cualidades brillantes. ¿He estado tan despistado o simplemente ciego?».
«¡No, no! ¡En absoluto!», gritó Myles, buscando refugio. «¡Siempre has sido perspicaz! ¡Tu observación es siempre impecable!».
Myles no se atrevió a sugerir que Elliana había dicho esas palabras por malicia. Hablar mal de ella para complacer a Cole ahora solo le pasaría factura cuando finalmente se reconciliaran. Estaba acorralado. No podía permitirse enfadar a ninguno de los dos, así que lo único que podía hacer era suplicar.
«En realidad, es culpa mía: fingí y engañé a esa joven», mintió Myles, tratando desesperadamente de salir del apuro. «Solo soy un pájaro común que intenta hacerse pasar por un fénix. Si merezco un castigo, lo aceptaré».
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