Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 698
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Capítulo 698:
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Para alcanzar ese nivel de habilidad en la piratería informática se necesitaba algo más que talento. Se requería ser un genio. La cerradura no era solo una medida de seguridad, era una prueba. Si era lo suficientemente inteligente como para abrirla, tal vez estaría preparada para descubrir las verdades que se escondían en su interior. Si no, no tenía por qué entrometerse en algo que era mejor dejar enterrado.
Al comprender eso, la curiosidad de Elliana no hizo más que crecer. Lo que su madre había escondido debía de ser explosivo, en sentido figurado o literal. Tenía que ser algo grande, una verdad lo suficientemente importante como para justificar tanta protección. Tenía que saber qué era.
Lo que su madre no había previsto era que un día se convertiría en Quinn, la hacker de talla mundial, el fantasma del sistema, el espectro detrás de los cortafuegos. Y si Quinn no podía abrir esta cerradura, nadie podría.
Con eso, Elliana se permitió una sonrisa y se puso a trabajar. Mientras manipulaba el mecanismo, su admiración por la artesanía no hizo más que aumentar. No era una cerradura cualquiera. Era una obra maestra, la prueba de que su madre no solo era inteligente. Era brillante. ¿Quién lo hubiera imaginado? Entonces, con un clic silencioso y satisfactorio, la cerradura cedió.
La cerradura cedió con un crujido satisfactorio y el pulso de Elliana se aceleró mientras la expectación recorría sus venas. Sus dedos temblaron ligeramente al levantar la tapa de madera.
Dentro de la caja yacía un antiguo brazalete de jade, con su forma serpentina enroscada en una quietud eterna, un reflejo del tesoro que la madre de Cole había dejado atrás.
Elliana contuvo el aliento al levantar la pulsera de su lugar y acunarla junto a la que había dejado la madre de Cole. El peso del descubrimiento se posó pesadamente en sus palmas.
Bajo la luz tamizada, examinó ambas piezas con la intensidad de un erudito descifrando textos antiguos. La verdad emergió lentamente, como el amanecer sobre un paisaje misterioso. Estas dos pulseras compartían la misma esencia de jade, y sus superficies tenían las marcas inconfundibles de una artesanía idéntica, tal vez incluso moldeadas por las mismas manos expertas a partir de una sola piedra preciosa.
A primera vista, parecían gemelas nacidas en el mismo momento celestial, pero una inspección más detallada reveló sus sutiles pero profundas diferencias.
Las propias serpientes contaban historias diferentes. La pulsera de la madre de Cole tenía una serpiente masculina, con su energía masculina tallada en cada curva, mientras que la pulsera de Rita celebraba el poder femenino a través de su delicada forma femenina. Los patrones también susurraban secretos diferentes. Aunque ambas pulseras mostraban diseños intrincados que parecían idénticos desde lejos, sus detalles divergían como caminos a través de un bosque encantado, cada uno contando su propia historia antigua.
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Elliana se perdió en sus pensamientos, su mente se aceleró con las posibilidades y las preguntas que se multiplicaban como ondas en el agua tranquila. Una certeza se cristalizó en medio de su confusión: su madre, Rita, y la madre de Cole, Sophie, habían compartido algo extraordinario, aunque la naturaleza exacta de su conexión seguía envuelta en el misterio, encerrada en estos guardianes de jade.
El origen de las pulseras la atraía como territorios inexplorados, exigiendo una investigación más profunda. Su material y su artesanía hablaban de siglos pasados, y Elliana sabía que tendría que consultar textos antiguos para desentrañar los hilos de su historia.
Mientras Elliana contemplaba las serpientes gemelas, se sintió como si estuviera ante una antigua puerta tallada en el tiempo mismo, cuyos misterios la llamaban a través de los siglos. «Mamá, ¿qué secretos tejiste en este legado de jade que me dejaste?», susurró, con una voz que apenas perturbaba el silencio.
El bosque no le dio respuesta, solo el eco de sus propias preguntas rebotando entre los árboles.
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