Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 688
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Capítulo 688:
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Elliana introdujo el medicamento en la jeringa con manos firmes, aunque su corazón temblaba bajo la superficie. Lentamente, se acercó a la cama. Con dedos delicados, bajó el cuello de la camisa de Cole, dejando al descubierto su hombro. Dudó solo un instante antes de clavar la aguja en su piel.
Una vez hecho esto, le abrochó la camisa con cuidado y en silencio. El medicamento comenzó a hacer efecto casi de inmediato. El cuerpo de Cole se volvió pesado bajo su peso. Luchó por mantener los ojos abiertos, sus pensamientos se nublaban, lentos y confusos. Luchó contra…
La fuerza era implacable y, a pesar de su lucha, Cole no pudo aferrarse al momento, a Elliana. La marea era demasiado fuerte.
Justo antes de que el sueño se apoderara de él, giró ligeramente la cabeza y agarró la mano de Elliana con repentina urgencia. Su voz era apenas un susurro, cargada de miedo y nostalgia. —Elliana, no me dejes.
Elliana se sentó a su lado y le apretó la mano con fuerza. —No lo haré —dijo con voz baja pero firme—. Me quedaré aquí, velando por ti. Te lo juro, la primera cara que verás cuando abras los ojos será la mía».
Una leve sonrisa se dibujó en sus labios. Y entonces… se fue, sumiéndose en la inconsciencia.
Pero en su mente, la verdadera batalla acababa de comenzar. Una guerra de memoria e identidad se libraba en un lugar al que nadie más podía llegar. Si era capaz de soportarla y ganar, volvería a ser el hombre que era.
Pero si fallaba, alguien más se levantaría en su lugar. Un nuevo Cole, un extraño con un rostro familiar. Elliana se sentó en silencio, observando la quietud de su figura. Entonces, las lágrimas brotaron. Las había contenido durante días, encerrando su culpa, su miedo y su preocupación tras una máscara de determinación.
No se había permitido derrumbarse, no cuando Cole necesitaba que fuera fuerte.
Pero ahora, con Cole inconsciente, su compostura se hizo añicos. Lloró. Porque si él regresaba como un extraño, si el Cole que ella conocía se había perdido, ella sería la culpable. Ella sería la que habría destrozado el amor que habían construido. La que, a pesar de todas sus intenciones de salvarlo, habría perdido al hombre que más la amaba.
A pesar de todos los preparativos que Elliana había hecho para cualquier imprevisto antes de administrarle a Cole la tercera inyección, ninguno fue necesario. Cole había dormido plácidamente durante tres días sin presentar ningún síntoma adicional.
Aparte de proporcionarle líquidos nutritivos con regularidad y vigilar constantemente su estado, Elliana no tenía nada de qué preocuparse.
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Los signos vitales de Cole se mantuvieron estables, con pulso fuerte y latidos cardíacos regulares. Todos los indicadores apuntaban a una evolución favorable. Esto animó mucho a Elliana, y tanto Ruben como Jarrett esbozaban sonrisas de auténtico alivio.
Elliana comprendió que era la férrea voluntad de Cole lo que le había ayudado a salir adelante. Se negaba a renunciar a sus recuerdos, por lo que luchaba tenazmente en su letargo. No se debía subestimar la fuerza del espíritu humano. Incluso se podía escapar de las garras de la muerte con una fuerte fuerza de voluntad. Si Cole demostraba suficiente determinación mental, podría ser capaz de resistir los efectos de la droga en sus recuerdos.
Al tercer día del letargo de Cole, su piel tenía un aspecto más saludable y había recuperado el color.
Elliana le hizo un chequeo completo y confirmó que estaba fuera de peligro. Después de tres días tensos, finalmente se permitió relajarse. Volviéndose hacia Rubén y Jarrett, les dio la buena noticia.
—Cole está fuera de peligro. Solo tenemos que esperar a que despierte. Gracias a los dos por permanecer a su lado todo este tiempo. Por favor, id a descansar un poco. Yo me quedaré aquí con él.
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