Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 68
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Capítulo 68:
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La risa de Elliana resonó en la silenciosa sala, provocando una oleada de tensión entre los asistentes.
Paige se quedó paralizada en medio de la reverencia, mientras la sonrisa de Luciano se desvanecía al instante. Todos los ojos de la sala se volvieron hacia Elliana al unísono. ¿Por qué se había reído justo ahora?
El entusiasmo de Paige por mantener su farsa se evaporó como el rocío de la mañana bajo el sol abrasador. Su elegante comportamiento se desmoronó cuando se enderezó bruscamente, con los ojos endurecidos como el hielo mientras miraba a Elliana. «Elliana, ¿de qué te ríes ahora?».
Paige estaba realmente enfadada. ¿Por qué Elliana no podía simplemente dejarla completar la ceremonia sin interrupciones? ¡Qué rabia! ¡Era para volverse loca! Esa miserable Elliana debía de estar consumida por los celos, eso explicaba todos sus problemas.
Los rasgos de Luciano se contrajeron de ira, y su mirada penetrante se clavó en Elliana. —Elliana, ¿hasta dónde vas a llegar con tu espantosa falta de modales?
La furia hervía en sus venas. Despreciar tan descaradamente su estimada posición en el mundo del arte… ¡Sin duda le daría una lección!
Los ojos de Elliana seguían brillando con diversión mientras respondía con una calma inquietante: —Tranquilo. Solo siento curiosidad. Todos adoráis a Rosa con tanta devoción, pero ¿alguien se ha molestado en preguntarle a ella cómo se siente al respecto? ¿Y si no está de acuerdo con toda esta ceremonia? ¿No os pondría eso a todos en una situación incómoda?
Su pregunta dejó sin palabras a Luciano y Paige. Naturalmente, nunca habían consultado a Rosa, ni siquiera la conocían. Simplemente explotaban su nombre para darse publicidad.
La expresión de Luciano se ensombreció aún más mientras miraba con ira a Elliana. —¿Qué derecho tienes a hablar aquí? ¡El mero hecho de presenciar la ceremonia de hoy en honor a la estatua de cera de Rosa debería considerarse un gran honor para alguien como tú!
Paige intervino: —Elliana, faltarme el respeto a mí o al Sr. Scott es una cosa, pero ¿cómo te atreves a faltarle el respeto a Rosa? ¡Es una figura legendaria en el mundo del arte!
Elliana se rió entre dientes. —Perdóname, es que conozco tan bien a Rosa que esas palabras me salieron sin pensar.
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Su comentario provocó una oleada de risas entre el público, mientras que el chat en directo se llenaba de burlas e incredulidad.
«¿Se ha vuelto loca Elliana? ¿Afirma tener intimidad con Rosa? ¡Es ridículo!».
«Rosa es una leyenda en el mundo del arte. ¿Cómo podría relacionarse con alguien como Elliana? ¡Es pura invención!».
«Elliana está intentando elevarse a sí misma utilizando el nombre de Rosa, igual que hace el Sr. Scott».
«No es raro que la gente utilice el nombre de Rosa para darse publicidad, pero la excusa de Elliana es ridícula. De todas las mentiras posibles, dice que es amiga de Rosa. ¡Qué ridículo!».
La actitud despreocupada de Elliana enfureció tanto a Luciano como a Paige, pero, a pesar de su rabia contenida, no se atrevieron a actuar contra ella ante los millones de espectadores que veían la retransmisión en directo.
Paige, que había perdido toda las ganas de continuar con la actuación, le indicó a Haley que pausara la retransmisión, por miedo a meter la pata ante el numeroso público.
Haley comprendió la situación de inmediato y anunció a la cámara que la retransmisión en directo se pausaría durante una hora, para que los invitados pudieran cenar y descansar. La gran final del Concurso de Pintura al Óleo Estrellada comenzaría después, y la retransmisión se reanudaría a las siete en punto.
Con la retransmisión en directo terminada, todos exhalaron aliviados.
El rostro de Luciano se oscureció como una nube tormentosa. Ya sin preocuparse por mantener su fachada de maestro distinguido, lanzó una avalancha de insultos contra Elliana. «¡Mujer desvergonzada! ¿Acaso crees que tu prestigioso título de señora Evans te protege de las consecuencias?».
Paige miró con odio a Elliana, esperando ansiosamente la dura represalia de Luciano que satisfaría su propia sed de venganza.
Todos esperaban que Elliana se acobardara ante la ira de Luciano. Hailee, temblando de ansiedad, tiró de la manga de Elliana y le susurró con urgencia: «Elliana, los guardaespaldas de Luciano nos rodean. No lo desafíes directamente o lo pasarás muy mal».
Elliana acarició suavemente la mano de Hailee antes de mirar a Luciano con una sutil sonrisa. «¿Ah, sí? Tengo mucha curiosidad por ver cómo piensas lidiar conmigo».
«Tú…». La malicia inundó los ojos de Luciano, su imagen artística cuidadosamente cultivada quedó completamente destrozada por la hostilidad descarada. Sonrió con aire burlón y señaló con un gesto brusco a los guardaespaldas que se cernían detrás de él. «¡Dadle una lección a esta mujer insolente!».
Al oír esto, Paige apretó los puños con fuerza, con los ojos brillantes por la anticipación cruel. Si Luciano castigaba severamente a Elliana, eso supondría una gran victoria para ella ese día.
Mientras tanto, en la oficina del director ejecutivo del Grupo Evans, la interrupción repentina de la retransmisión en directo impidió a Cole seguir la situación de Elliana en el museo. Su expresión se endureció de forma ominosa.
Myles, que estaba cerca, sintió un miedo inexplicable recorriendo su espina dorsal. ¿Estaba Cole a punto de volver a desatar su ira?
Después de haber soportado el mal humor de Cole durante todo el día, Myles se estremecía como un gorrión nervioso al menor movimiento.
Mientras la ansiedad carcomía a Myles, observó a Cole manipular su teléfono, hackeando con destreza el sistema de vigilancia del museo. Cuando las imágenes de vigilancia aparecieron en la pantalla, revelaron a Luciano ordenando a sus guardaespaldas que le dieran una lección a Elliana…
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