Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 579
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Capítulo 579:
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Elliana siempre había creído que la marcha de su madre de Ublento había sido una decisión precipitada y emocional, una huida desesperada de una vida demasiado dura de soportar. Pero esa ilusión se había hecho añicos ese mismo día, en el momento en que descubrió la profunda conexión que existía entre su madre y la de Cole. Ahora, Darin confirmaba sus sospechas.
—¿Qué te dijo mi madre antes de marcharse? —exigió Elliana, con los ojos clavados en el rostro de Darin.
Darin exhaló lentamente, el peso del pasado suavizando su tono. —Dijo que quizá no le quedaba mucho tiempo de vida o que tendría que desaparecer de Ublento durante años, sin promesa de volver. Me hizo jurar que te criaría.
La mirada de Elliana se agudizó. —Entonces debió de dejar algo como garantía —dijo con voz fría y segura—. Algo para asegurarse de que me mantendrías con vida hasta que cumpliera la mayoría de edad. Algo que te haría daño si no lo hicieras.
Elliana sabía desde hacía años qué tipo de hombre era realmente Darin: egocéntrico, imprudente, del tipo que no criaría ni a un gato callejero a menos que le beneficiara. Nunca le había movido el deber ni el afecto. Y como ella podía verlo tal y como era, su madre también. Rita nunca habría confiado la vida de su hija a la misericordia de un hombre como Darin sin asegurarse de que estuviera atado por algo más fuerte que el sentimiento.
La acusación dio en el blanco. «¿De verdad es eso lo que piensas de mí?», preguntó Darin.
Elliana se burló. «Por favor. Sé exactamente lo que eres».
Sus labios se apretaron en una línea fina y amarga antes de volver a hablar. «Rita… dejó medidas de seguridad. La más importante estaba relacionada con las fórmulas de Jones Pharmaceuticals».
Jones Pharmaceuticals era una empresa construida íntegramente gracias al genio de Rita. Vivía y respiraba por sus fórmulas. Darin podía ser el presidente, pero nunca había tenido acceso a los secretos fundamentales de su investigación. Rita le había dado el 99 % de las fórmulas: ingredientes, proporciones, medidas precisas. Pero el último y más crucial 1 %, el catalizador que hacía que todo el compuesto fuera eficaz, estaba directamente vinculado a Elliana. Sin ese componente final, los preciados fármacos de la empresa perderían su ventaja y se convertirían en nada más que genéricos comunes perdidos en un mar de competencia. Y sin su exclusividad patentada, Jones Pharmaceuticals se derrumbaría.
«Rita nunca me dio las fórmulas completas. Le confió el ingrediente final y crucial a un contacto misterioso que se encarga de la materia prima de la empresa…».
Los envíos mensuales eran gestionados por un contacto misterioso. Las instrucciones de Rita eran claras: mientras estuvieras vivo, el contacto seguiría entregando ese 1 % crucial de los materiales según lo previsto. Pero si te pasaba algo antes de cumplir los veinte años, los envíos se detendrían. Para siempre.
Elliana lo entendió todo. Antes de desaparecer, su madre había planeado cada detalle y cerrado todas las puertas. Darin, un hombre sin mente científica y aún menos integridad, había estado sobreviviendo del legado de Rita como un parásito. Desde dondequiera que estuviera, Rita seguía teniendo el pulso de la empresa en sus manos.
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Una risa seca y amarga escapó de los labios de Elliana. —Le debes cada centavo, cada gramo de estatus que tienes a mi madre —dijo con voz temblorosa de furia—. Todo lo que ella te pidió fue que me criaras. ¿Y tú? ¿Qué hiciste? Me encerraste en un cobertizo durante quince años mientras tu esposa y tu hijastra me trataban como basura. ¿Y ahora tienes el descaro de estar ahí de pie y fingir que eres algo parecido a un ser humano?».
El rostro de Darin se sonrojó de ira. «Tu madre me dijo que te criara», espetó con tono cortante. «No me dijo que te criara bien. Has cumplido veinte años, ¿no? Yo cumplí con mi parte».
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