Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 54
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Capítulo 54:
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La mente de Elliana iba a toda velocidad. El espectáculo, con el pretencioso título de «El viaje de graduación de la heredera», estableció de inmediato su exclusiva jerarquía social, sin dejar espacio para los plebeyos. Sin embargo, de alguna manera, Hailee, una chica de origen muy corriente, había conseguido inexplicablemente un lugar entre ellos. ¿Por qué?
Desde la primera aparición de Hailee, la mente de Elliana se esforzó por desentrañar este enigma. Mientras las miradas despectivas se dirigían hacia Hailee, Elliana rápidamente unió las piezas. Más allá de los artistas —Kent, Townsend y César—, todos reconocían a Hailee, aunque ella seguía sin saber quiénes eran. Su presencia no podía ser una coincidencia. Algo se escondía bajo la superficie.
Tras la presentación final, Haley recuperó el control con autoridad y reveló el reto del episodio. «Hoy guiaremos a nuestro público en directo por el Museo de Arte de Ublento, sumergiéndonos en obras maestras de artistas de renombre mientras experimentamos la sublime belleza de la estética refinada. La velada culminará en la tercera planta, donde seremos testigos de la final del Concurso de Pintura al Óleo Stany. Me complace anunciar que hemos conseguido que el legendario pintor al óleo Luciano Scott sea nuestro invitado especial».
Antes de que Haley terminara de hablar, Vivien estalló con un entusiasmo calculado: «El Sr. Scott es un icono en el mundo de la pintura al óleo y actualmente preside la Asociación de Calígrafos y Pintores. ¡Conocerlo ha sido el sueño de mi vida!».
La sonrisa de Haley brilló con una calidez fingida. «El Sr. Scott se dedica por completo a su arte y rara vez recibe a desconocidos. Nuestro programa ha conseguido esta oportunidad única para que todos ustedes puedan conocerlo en persona. Aprovechen este momento y descubran quién tendrá el privilegio de convertirse en su alumno».
Paige pestañeó dramáticamente. «¿Todos podemos optar a ello?».
Haley asintió con teatralidad. «Por supuesto, aunque convertirse en discípulo del Sr. Scott exige un talento extraordinario. Su búsqueda artística no conoce límites y sus criterios para aceptar alumnos siguen siendo muy exigentes. ¡La fortuna les sonríe a todos ustedes!».
Paige agarró el brazo de Raylan con entusiasmo fingido. «¡Qué exquisito viaje artístico nos espera! Desde niña he cultivado una pasión por la pintura. Simplemente debo destacar y asegurarme un lugar como alumna del Sr. Scott, aportando mi visión a la comunidad artística».
Raylan la miró con adoración fingida. «Persigue tu sueño. Te apoyo totalmente».
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Vivien intervino con un apoyo empalagoso: «Triunfarás, Paige, ¡sin duda!».
Varios invitados, autoproclamados entusiastas del arte, se animaron ante la perspectiva de estudiar bajo la tutela de Luciano, esperando ansiosos su oportunidad.
Solo Elliana esbozó una sonrisa sarcástica y cómplice. En su mente, había rebautizado esta farsa como «El drama de la heredera», un nombre brutalmente acertado para la verdadera naturaleza de la producción. Haley y los demás habían disfrazado el espectáculo de hoy con sofisticación cultural, pero cada segmento había sido meticulosamente diseñado para glorificar únicamente a Paige.
La nauseabunda reverencia hacia Luciano irritaba especialmente a Elliana. Luciano no era un purista artístico devoto: detrás de su fachada cultivada se escondían innumerables transacciones turbias que entrelazaban dinero e influencia. Sin duda, su aparición tenía un precio exorbitante que había pagado Merritt, todo ello calculado para elevar la posición social de Paige.
Elliana podía imaginar con total claridad la farsa que se avecinaba: Luciano elogiaría profusamente el «talento excepcional» de Paige, proclamando el potencial trascendental de su arte antes de anunciar, con espontaneidad ensayada, que la había elegido como su última protegida. En cuanto al concurso de esa noche, Paige sin duda había presentado su obra hacía mucho tiempo, con el trofeo del campeonato ya grabado con su nombre. Una vez retransmitido, este episodio catapultaría la reputación de Paige a alturas estratosféricas, desatando una avalancha de lucrativos patrocinios. Esta supuesta exploración cultural enmascaraba un descarado proyecto vanidoso financiado por la riqueza y la manipulación, con Paige como pieza central. En cuanto a las trampas que Paige había tendido a lo largo de este camino cuidadosamente coreografiado, Elliana aún no las había descubierto.
Tras analizar estas maquinaciones y observar que las cámaras se centraban en otra parte, Elliana envió discretamente un mensaje a Matthew. «Investiga las reuniones y actividades de Luciano durante las últimas cuarenta y ocho horas». La respuesta de Matthew llegó al instante. «Considera que está hecho, Lexi».
En ese momento, Haley anunció su partida. El equipo de producción había organizado el transporte al Museo de Arte Ublento. A la señal de Haley, todos recogieron sus pertenencias y se dirigieron hacia el autobús que los esperaba.
Elliana guardó su teléfono en el bolsillo y tomó su maleta.
En ese momento, Vivien se acercó. Con las cámaras enfocadas en Paige y Raylan, que iban delante, este intercambio no fue filmado, revelando la auténtica naturaleza tiránica de Vivien.
—¡Tú, ven aquí! —Vivien señaló a Hailee con un dedo imperioso—. ¡Eres responsable de mi equipaje!
Todos los que formaban parte de este círculo privilegiado reconocían las tendencias tiránicas de Vivien y, sabiamente, evitaron la confrontación. Recogieron sus pertenencias en silencio y se marcharon.
La humillación se reflejó en el rostro de Hailee, pero se tragó su indignación y, a regañadientes, agarró la enorme maleta de Vivien, luchando con su peso.
Elliana, testigo de esta crueldad, se vio obligada a intervenir. «Vivien, ¿por qué debe otra persona cargar con tu peso?».
Vivien, que estaba a punto de darse la vuelta, se quedó paralizada al oír estas palabras y se giró lentamente, con la mirada dura como el hielo clavada en Elliana.
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