Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 505
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Capítulo 505:
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Cole no se atrevía a mirarla a los ojos, con la atención fija en los documentos legales que le parecían más pesados que una piedra en su regazo. La palabra «adiós» se negaba a salir de su boca. Una simple palabra y su conexión se rompería para siempre, de forma irreversible. Sentía el pecho como si alguien le hubiera pasado una cuchilla por las costillas, dejándolo en carne viva y sangrando por dentro.
Elliana se quedó allí, esperando una despedida que nunca llegó, y luego se dio la vuelta y empezó a alejarse. En lugar de llamar a un taxi, decidió ir andando, con paso deliberadamente mesurado y sin prisas.
En el instante en que ella se dio la vuelta, Cole levantó la cabeza bruscamente y clavó los ojos en su silueta que se alejaba, con una expresión que mezclaba un deseo desesperado con una agonía que le llegaba al alma.
Elliana sabía que él la estaba mirando, contaba con ello. Había elegido caminar precisamente para concederle esos últimos momentos, permitiéndole memorizar su silueta antes de que desapareciera para siempre.
Pero ni siquiera el paso más deliberado podía transformar una manzana en una carretera sin fin. Pasaron diez minutos antes de que ella desapareciera tras la curva, y el mundo de Cole se derrumbó en un vacío absoluto. Su expresión se desvaneció por completo, y la pérdida se reflejó en sus ojos con tanta profundidad que parecía quitarle el color a todo lo que le rodeaba.
Myles, Aron y Hugh mantuvieron un respetuoso silencio, reconociendo la naturaleza sagrada de su dolor. Era solo la segunda vez que presenciaban un dolor tan devastador grabado en el rostro de Cole; la primera había sido tras la misteriosa desaparición de su madre años atrás. Cole permaneció inmóvil en su silla de ruedas, tan perdido en sus pensamientos que el sudor comenzó a acumularse en su frente bajo el implacable resplandor del sol de la tarde. La calle bullía de vida y actividad a su alrededor, pero él se sentía completamente aislado, envuelto en un manto sofocante de soledad absoluta.
Cada vez más preocupado, Myles finalmente rompió el silencio opresivo. —Debería volver a casa y descansar, señor Evans.
Cole apenas se movió, y su voz surgió como desde una gran distancia. —¿Fue realmente Death Thorn quien nos rescató aquel día?
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—Sí —confirmó Myles sin dudar—. Death Thorn siente una obsesión por Jason, por lo que vino expresamente para sacarnos de la trampa de los Mercenarios Fantasma.
Una sonrisa se dibujó en los labios de Cole, una sonrisa desprovista de humor y cargada de autoironía. Tras años de amarga rivalidad y conflictos interminables, ahora debía su propia supervivencia a la intervención de Death Thorn. Aunque ella había actuado movida únicamente por su enamoramiento por Jason, sin saber nada de su verdadera identidad como Blaze Wraith, él entendía que el honor le exigía saldar esa deuda imposible.
Con esa sobria constatación cristalizándose en su mente, Cole centró su atención en Myles, y la determinación comenzó a sustituir el vacío de sus ojos.
«Difunde el mensaje. A partir de este momento, si Thorn Rose aparece, Blaze Wildfire se retirará sin preguntas. Nadie debe enfrentarse a ellos bajo ninguna circunstancia. Cualquiera que se salga de la línea responderá ante mí, y las consecuencias no serán leves», declaró Cole, con tono severo e inflexible.
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