Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 504
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Capítulo 504:
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Aun así, la idea dejaba a Cole luchando con una amarga punzada de decepción. Incluso si Elliana conociera a Milena, nunca le pediría ayuda. Era mejor soportar su odio que exponerla a la monstruosa realidad de sus momentos más oscuros. Durante sus episodios, la conciencia lo abandonaba por completo, dejándolo ciego ante sus propias acciones. Habiendo sido testigo del gradual descenso de su madre a esa horrible locura, albergaba terribles sospechas sobre en qué se había convertido.
Mientras Cole se perdía en estos pensamientos, la voz de Rubén rompió el silencio como un salvavidas. —Hemos gastado innumerables recursos buscando a Milena, persiguiendo sombras y callejones sin salida. Casi había perdido toda esperanza.
El alivio se dibujó en el rostro curtido de Rubén, transformando por completo su expresión. «Pero ahora, con Trinity afirmando que pronto se convertirá en la protegida de Milena, por fin tenemos la garantía de que la veremos cara a cara».
Al ver el rostro de Rubén iluminarse con renovada esperanza, Cole se sintió incapaz de expresar las dudas que le carcomían el pecho: la creciente certeza de que la «Milena» que Trinity había conocido no era más que una elaborada farsa.
La verdad se revelaría muy pronto, cuando se encontraran cara a cara con esa supuesta Milena. Hasta entonces, el silencio le servía de escudo para no destrozar el frágil optimismo de Rubén.
—Cole —continuó Rubén, con tono cada vez más insistente—, ¿por qué no retrasas los trámites del divorcio? Si Milena tiene el poder de curarte, tú y Elliana podríais seguir juntos después de todo.
La boca de Cole se torció en algo parecido a una sonrisa, aunque la amargura envenenaba cada uno de sus rasgos. Negó con la cabeza con determinación. —Aun suponiendo que Milena haya dedicado años al estudio de la psiquefrenia, y eso es suponer mucho, no hay forma de predecir cuánto tiempo podría durar el tratamiento. Me niego a mantener a Elliana encadenada a mi lado mientras pueda hacerle daño.
Cole estaba convencido de que la «Milena» que Trinity había conocido era una impostora, y que la verdadera Milena seguía siendo tan esquiva como siempre. No podía jugarse la seguridad de Elliana basándose en falsas esperanzas y deseos desesperados. En cualquier momento podía producirse otro episodio sin previo aviso. Si le causaba un daño irreparable a Elliana, la culpa devoraría lo que le quedaba de cordura. A pesar del dolor que le causaba, alejarla seguía siendo la única forma de garantizar su seguridad.
Rubén soltó un profundo suspiro, reconociendo la inquebrantable determinación en la voz de Cole, y dejó que el tema muriera por sí solo.
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A las tres en punto, Elliana entró por la puerta del juzgado.
Cole ya había ocupado su lugar en la sala de espera, confinado a su silla de ruedas con Myles detrás de él, mientras Aron y Hugh mantenían su vigilancia cerca.
La visión del rostro pálido de Cole provocó un dolor agudo en el pecho de Elliana, pero se obligó a mantenerse concentrada. Decidida a no perder ni un minuto de su tiempo, se movió con determinación y se unió a él para el procedimiento.
Treinta minutos más tarde, salieron del juzgado con las sentencias de divorcio en las manos, como prueba de su derrota mutua. —Adiós, Cole —susurró Elliana, con una voz apenas audible por encima del ruido ambiental del edificio.
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