Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 498
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Capítulo 498:
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Nadie se atrevía a decir una palabra. Nadie quería acabar como Carter y sus nietos.
Para intentar aliviar la tensión, uno de los ancianos esbozó una sonrisa forzada. —Cole, solo hemos venido a ver cómo estás. Eso es todo. —Otro añadió rápidamente—: Exacto. Nos alegra que te hayas recuperado.
Un tercero asintió con la cabeza. —Así es, Cole. Ahora deberías descansar.
Sus voces sonaban demasiado ansiosas por complacer.
La boca de Cole esbozó una sonrisa apenas perceptible y distante. «Entonces quedaos si queréis. Yo me voy».
Cole se volvió hacia Elliana y le dijo en voz baja: «Vamos».
Con una reverencia cortés a los ancianos, Elliana comenzó a sacar la silla de ruedas de Cole del salón.
Al verlos desaparecer por el pasillo, Ruben dejó escapar un profundo suspiro. Eran tan parecidos: implacables, perspicaces y ambos dotados de una determinación poco común. Qué pena que se fueran a divorciar.
En el fondo, Ruben albergaba un deseo personal. Veía lo mucho que Cole quería a Elliana y esperaba que ella no dejara que la enfermedad de Cole la alejara de él. Sin embargo, si Cole realmente quería el divorcio, no había nada que él pudiera hacer para impedirlo. A pesar de que Elliana no era convencionalmente bella, su talento y potencial garantizaban que prosperaría sin importar el camino que eligiera. No sería justo atarla para el resto de su vida.
Tan pronto como Cole se marchó, una ola de alivio invadió a los ancianos de la familia. Se levantaron, se despidieron de Rubén y se marcharon uno tras otro. Rubén regresó a sus aposentos, con Emmanuel acompañándolo en silencio.
Solo Bertram e Irene permanecieron en la sala de conferencias.
Bertram se quedó a propósito con Irene, porque quería hablar con ella en privado.
Bajo la mirada de acero de Bertram, Irene se retorció, nerviosa. La inquietud la carcomía y no podía quitarse de la cabeza el miedo a que él hubiera descubierto su plan secreto para matar a Cole.
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—Bertram, ¿hay algo que quieras decirme? —preguntó Irene, con un hilo de voz.
Bertram la miró fijamente. —Dime la verdad, ¿de verdad quieres que Jason ocupe el lugar de Cole?
—Yo… —Irene sintió una oleada de pánico. Las palabras se le atragantaron en la garganta. No sabía cómo responder. Tanto Bertram como Jason se aferraban con fuerza a las tradiciones familiares. El propio Bertram siempre había aceptado la autoridad de Jarrett, mientras que Jason respetaba a Cole como el líder legítimo. Ninguno de los dos había intentado jamás desafiar el orden establecido en la familia. Si Bertram se enteraba de lo que había hecho, su ira sería desmesurada y el divorcio sería casi seguro. No podía arriesgarse a perder su matrimonio.
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