Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 486
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Capítulo 486:
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Mientras Derek hería por dentro, Elliana permanecía serena. Su voz era firme, con un toque de burla. —Lo que planees hacer más tarde es asunto tuyo. Pero hoy, sin pruebas, me has insultado, calumniado y amenazado. Solo eso ya merece un castigo, según el código familiar.
No le dio a Derek oportunidad de responder. Su mirada se desplazó hacia Paulina. —Paulina, según el código de la familia Evans, ¿cuál es el castigo por calumniar y faltarle al respeto a la matriarca?
Antes, Paulina y Myles habían estado en la habitación de Cole, vigilando. Pero cuando oyeron que Elliana se dirigía a la sala de conferencias con Rubén, la siguieron, esperando problemas por parte del bando de Carter. Ahora, permanecían en silencio junto a Elliana, listos para actuar.
Myles, aunque todavía pálido y débil por las graves heridas, se mantenía erguido y firme. Paulina, por su parte, rebosaba energía. Puede que fuera la mayordoma de Cole, pero se había entrenado junto a Myles y los demás desde la infancia. Su complexión fuerte y su agudo instinto la convertían en una fuerza a tener en cuenta.
De pie junto a Elliana, la presencia de Paulina daba peso a cada palabra que pronunciaba.
Toby también estaba allí, con un equipo de guardaespaldas. Se mantenía junto a la puerta, en silencio e inmóvil, como un muro, vigilando la sala.
Mientras Elliana y Derek intercambiaban golpes verbales, Paulina mantenía la compostura, pero en el fondo estaba asombrada. Ahora, por fin entendía por qué Cole se había enamorado tan profundamente de Elliana.
No era solo la belleza de Elliana bajo su disfraz. Era su fuego, su coraje y su aplomo. Elliana podía ser dulce y juguetona cuando las cosas estaban tranquilas, bromeando con Cole con encanto. Pero cuando era necesario, no se inmutaba. Se mantenía firme y tomaba el control. Era todo lo que una esposa perfecta debía ser. Paulina seguía animando a Elliana en silencio cuando la voz de esta la sacó de sus pensamientos.
—Si un miembro de la familia difama y falta al respeto a la matriarca, recibe veinte latigazos como advertencia —dijo Paulina con claridad.
Elliana asintió levemente, con expresión tranquila y serena—. Entonces, cumplamos con el código.
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—Entendido —respondió Paulina, entregándole rápidamente 100 000 a Toby.
Toby y sus hombres se movieron al instante, agarrando a Derek y obligándolo a bajar.
Derek entró en pánico y gritó a Carter: «¡Abuelo, ayúdame!».
Los azotes no matarían a Derek, pero lo dejarían magullado y postrado en cama durante semanas. Como heredero mimado y acostumbrado a una vida fácil, no podría soportar ese tipo de dolor. Pero peor que el dolor era la vergüenza. Ser azotado delante de todos aplastaría su orgullo, y también el de Carter.
Carter había empezado todo este lío, reuniendo a los ancianos de la familia en la finca y exigiendo un nuevo cabeza de familia. Pero ahora, antes incluso de que comenzara la reunión, su nieto estaba a punto de ser castigado delante de todos ellos. Era como una bofetada en la cara.
Carter se puso de pie furioso y señaló a Elliana. —¡Mujer malvada! ¿Por algo tan insignificante vas a castigar a mi nieto? Ni siquiera Irene, con lo feroz que era, hizo algo tan cruel cuando estaba al mando.
Todos sabían que Irene era astuta y tenía lengua afilada, una verdadera intrigante. Pero ni siquiera ella se había atrevido nunca a castigar a la familia de Carter, y a menudo se desvivía por mantenerlos contentos y evitar conflictos.
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