Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 481
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Capítulo 481:
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Myles se ajustó las gafas, con las manos ligeramente temblorosas mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas. —Lo siento, pero no puedo revelar esa información.
Elliana se levantó de un salto de la silla, con la furia irradiando de cada parte de su ser. Durante todo el agonizante viaje de Podgend a Ublento, había estado consumida por la preocupación por Cole, con la mente dando vueltas con la desesperada necesidad de entender toda la situación. La negativa de Myles a hablar era como echar sal en una herida abierta.
Reconociendo el peligro que entrañaba la ira de Elliana, Paulina dio un paso adelante con diplomática elegancia. —Señora Evans, comprendo que su preocupación por el señor Evans es más profunda de lo que las palabras pueden expresar, pero Myles está sujeto a órdenes estrictas. No puede compartir esta información sin autorización explícita.
Elliana soltó una risa amarga, desprovista de calidez. Lo entendía perfectamente, pero comprenderlo no servía para apagar el fuego que ardía en su interior. —Muy bien, déjeme hacerle otra pregunta —dijo con una voz engañosamente tranquila—. ¿Qué llevó a Cole a pedirme el divorcio de repente?
Paulina y sus tres hermanos sabían bien que Cole padecía una rara enfermedad genética conocida como psiquefrenia. Este era el secreto mejor guardado de la familia Evans, oculto incluso a sus parientes lejanos. No podían permitirse que se revelara.
Myles intentó esbozar una sonrisa, pero no engañó a nadie. —Sra. Evans, esa decisión le corresponde exclusivamente al Sr. Evans. No tengo conocimiento de sus motivos.
Elliana apretó los puños a los lados del cuerpo y su voz temblaba por la furia que apenas podía contener. «¿Así que esperabas que me creyera que entré en esta familia a ciegas, solo para ser expulsada sin motivo alguno? ¿Por qué debería tolerar un trato tan indignante?».
Tanto Paulina como Myles se movieron incómodos, con su malestar evidente en cada gesto nervioso. Simpatizaban sinceramente con la creciente frustración de Elliana, pero su lealtad a la familia Evans les impedía decir nada.
En ese preciso momento, Ruben apareció en la puerta. «Elliana, déjales en paz. Si buscas respuestas, yo mismo te las daré. Ven conmigo al estudio».
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Sin esperar su respuesta, Ruben se dio la vuelta y se dirigió con paso decidido hacia su santuario privado.
Elliana vaciló durante unos segundos antes de seguirlo.
Una vez dentro del estudio, Ruben se acomodó en su silla con movimientos deliberados, apoyando ambas manos en su bastón mientras la gravedad se apoderaba de sus rasgos como un sudario.
Elliana cerró la puerta tras de sí y se acercó con pasos mesurados. —Ruben, dime la verdad: ¿qué causó las graves lesiones de Cole? —exigió, con la voz tensa por la urgencia.
Ruben respondió sin vacilar ni suavizar el tono. —Él mismo se infligió todas las heridas.
—¿Qué? —La palabra escapó de los labios de Elliana, que abrió los ojos con sorpresa.
—¿Por qué Cole se haría daño a sí mismo deliberadamente?
Ruben respiró hondo, como si llevara el peso de los años sobre sus hombros. —Elliana, lo que voy a contarte es un secreto familiar que nunca ha salido de estas paredes. Pero, como esposa de Cole, tienes todo el derecho a saber la verdad. Te lo contaré todo.
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