Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 478
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Capítulo 478:
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Mientras tanto, Trinity estaba secretamente emocionada ante la idea de que Elliana pudiera estar en peligro. Su alegría era tan intensa que no podía controlar su expresión: sus labios se curvaron en una sonrisa visible. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando se giró y se encontró con la mirada penetrante de Lance clavada en ella.
Apresuradamente, Trinity borró la sonrisa y puso una máscara de preocupación. —Lance, tienes razón. Podgend es muy peligroso. Estoy muy preocupada por la seguridad de Elliana.
En lugar de responder, Lance se dio la vuelta, con una expresión tan fría como su silencio. Elliana había tenido razón todo el tiempo: Trinity era engañosa y él había malinterpretado completamente su carácter.
Con rencor en su corazón, Trinity murmuró amargamente para sí misma: «¡Ojalá Elliana encontrara su fin en Podgend!».
Sin embargo, en el mismo momento en que ese pensamiento malvado surgió, Elliana entró en la sala con un porte natural.
—¡Ya estoy aquí! —anunció Elliana con una sonrisa radiante de calidez.
Todas las cabezas se volvieron, se contuvieron las respiraciones y, durante un instante, la sala quedó en silencio.
Jeff, que sostenía en brazos a un gato blanco como la nieve, se quedó boquiabierto al ver a Elliana, como si estuviera viendo un fantasma. Entonces, sin previo aviso, estalló en un llanto desconsolado que rompió el silencio.
Las lágrimas brotaban libremente mientras se lanzaba a los brazos de Elliana, agarrándola con fuerza, con sus emociones colapsando como un maremoto. Su camisa se empapó al instante, pero ella no se inmutó.
En su emoción, Jeff se olvidó por completo del gato que tenía en brazos. Al lanzarse sobre Elliana, el pobre animal fue arrojado a un lado.
La gata, Darling, salió volando de sus brazos como una bola de pelusa asustada, golpeando suavemente el suelo y rodando hasta detenerse.
Con un movimiento gruñón de la cola, Darling se puso de pie, maulló indignada y miró con odio a Jeff a la espalda. Con un rápido salto, corrió hacia Elliana y se aferró a su pierna.
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«¡Miau! ¡Miau!». Los suaves maullidos estaban llenos de nostalgia.
Darling siempre había sido una gatita inteligente y ferozmente leal. Incluso después de que Paige la abandonara sin piedad, nunca se había olvidado de Elliana, la mujer que la quería de verdad.
Jeff lo había intentado todo (golosinas, juguetes, caricias interminables en la barriga), pero Elliana era la única a la que Darling esperaba.
Cuando todos hablaban de la desaparición de Elliana, Darling había captado las malas vibraciones, y se había puesto inquieta, con los ojos muy abiertos. Ahora, con Elliana entrando en la casa sana y salva, Darling no podía acercarse lo suficientemente rápido.
Elliana miró a Jeff, que seguía aferrado a ella como a un salvavidas. Sus hombros temblaban con la fuerza de sus sollozos. Recordaba ese tipo de llanto: solo lo había visto una vez antes, durante aquel terrible enfrentamiento con los Henderson.
«Pensé que te habías ido para siempre», dijo Jeff, temblando. «Pensé que Podgend te había tragado entera. Pensé que te había perdido». Su voz se quebró bajo el peso de su dolor.
Las palabras de Jeff no eran elegantes, pero la sinceridad cruda que había detrás tocó la fibra sensible de todos los presentes. No era solo preocupación, era el tipo de emoción profunda e
inconmovedible que se siente cuando se ama de verdad a alguien. Jeff, que antes era su crítico más severo, ahora miraba a Elliana como si ella fuera la estrella más brillante del firmamento.
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