Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 449
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 449:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Sin conceder a Allan la cortesía de una respuesta, pasó junto a él con autoridad imperial, y sus dedos encontraron la mano de Elliana mientras avanzaban hacia el spa como reinas que se acercan a su palacio.
Allan permaneció paralizado tras el paso de su huracán. Esta mujer no solo hablaba con franqueza, sino que dominaba la realidad misma, remodelando las circunstancias con la fuerza de su voluntad, transformando incluso la extorsión en una forma de arte.
Manley había observado todo el espectáculo desde un lado, como un espectador que disfruta de un entretenimiento de primera clase. Una vez que Adah reclamó a Elliana como su premio y se marchó, se acercó con una sonrisa que amenazaba con partirle la cara. —Allan, esa mujer acaba de quemar la tierra bajo tus pies. ¿Te ha dejado sin palabras?
Allan sonrió. —Fascinante más allá de toda medida…
Manley siguió con la mirada a las mujeres mientras se alejaban. —Su acompañante posee una cualidad etérea: esa silueta esbelta y ese cabello que le llega hasta la cintura sugieren una pureza angelical. Es una pena que no hayamos podido ver su rostro. Me pregunto qué tesoros se esconden bajo ese sombrero.
—¿Te quema la curiosidad? —preguntó Allan.
La risa de Manley denotaba una maliciosa expectación. —Como una llama que consume madera seca.
Allan se dirigió hacia la entrada del spa. —Entonces, desvelemos esos misterios en primera persona.
Cuando los dos hombres penetraron en el santuario del vestíbulo, su presa ya había desaparecido en las profundidades del edificio.
Allan se acercó al mostrador de recepción como un cazador que sigue a su presa y se enteró de que las mujeres habían reservado una suite de lujo y habían desaparecido en su reino privado.
Aunque Allan y Manley no tenían más intención que disfrutar de las aguas termales con fines terapéuticos, la posibilidad de que las mujeres escaparan acaparaba ahora toda su atención. Se instalaron en una mesa estratégica, tomando sus bebidas mientras mantenían una vigilancia constante.
La fortaleza que habían elegido les permitía vigilar perfectamente el vestíbulo sin ser vistos por los clientes ocasionales.
Historias exclusivas en ɴσνєℓα𝓼4ƒ𝒶𝓷.c○𝓂 para ti
Elliana y Adah seguían sin saber que estaban siendo observadas. En su santuario privado, la conversación fluía tan libremente como las aguas calientes que abrazaban sus cuerpos.
La voz de Adah transmitía frustración como si fuera veneno. —Había imaginado una relajación perfecta para las dos, pero encontrarme con Allan lo ha estropeado todo. Quedarnos aquí nos expone a encuentros incómodos que podrían romper nuestra paz. Démonos un baño y luego busquemos otro lugar para divertirnos.
—Me parece bien —asintió Elliana. No quería encontrarse con Allan y Manley, que podían descubrir su disfraz cuidadosamente elaborado.
Treinta minutos marcaron el final de su terapia acuática. Cuando Elliana emergió, su fealdad artificial se había disuelto por completo, sustituida por un vestido blanco inmaculado que la transformaba en algo celestial. Sus movimientos eran poesía: su larga melena y la tela fluida bailaban juntas como rayos de luna capturados.
Adah había abandonado su armadura de cuero carmesí por un elegante vestido, aunque conservaba su característico color escarlata como el estandarte de una guerrera.
De la mano, cruzaron el vestíbulo hacia la libertad.
Allan y Manley, ocultos en su cabina como depredadores en la hierba alta, absorbieron cada detalle mientras sus objetivos se deslizaban por la puerta giratoria y desaparecían en el mundo exterior.
.
.
.