Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 434
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Capítulo 434:
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Justo cuando iba a agarrar el pomo, una mano firme la sujetó por la cintura.
Cole la apartó, manteniéndola fuera de peligro.
—Yo iré primero —declaró Cole, con voz baja pero decidida.
Sus miradas se cruzaron por un instante y Elliana comprendió de inmediato que, si les esperaba algún peligro, Cole correría el riesgo. Era su forma de protegerla.
Antes de que ella pudiera protestar, Cole ya había atravesado la puerta, despejando el camino.
Elliana se apresuró a seguirlo, sin querer quedarse atrás.
Myles, Aron y Hugh entraron justo después, adelantando a Cole para poder ir en cabeza. Entendían bien cuál era su papel. Formar parte del equipo de Cole significaba dar un paso al frente para enfrentarse a lo que fuera antes que nadie.
En lugar de otro sótano, la puerta daba a un estrecho túnel que se adentraba en la oscuridad, sin que se pudiera ver el final.
Sin otra salida, Víctor debía de haber utilizado ese camino. Cole y los demás no tuvieron más remedio que seguirlo, sin importar adónde les llevara.
Avanzaron paso a paso hasta que, uno tras otro, sus teléfonos perdieron la señal. Aun así, siguieron adelante, sin que el túnel diera señales de salir a la luz.
El aire se volvió más pesado a medida que avanzaban, las sombras se cerraban sobre ellos y la humedad se adhería a su piel.
Pasaron seis agotadoras horas antes de que finalmente apareciera un tenue resplandor en la distancia. Era una señal segura de que Cole y el resto del grupo estaban cerca de encontrar la salida.
Avanzaron con rapidez, dirigiéndose directamente hacia el resplandor hasta que, por fin, salieron a la superficie.
La mañana comenzaba a disipar la noche y el mundo exterior estaba bañado por la pálida luz del amanecer.
Al salir, Cole contempló el espeso y enmarañado bosque que los rodeaba. Victor no estaba por ninguna parte.
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Elliana no perdió tiempo en sacar su teléfono y comprobar el GPS. —Cole, estamos a solo veinticinco millas de nuestra mansión —comentó Elliana, leyendo las coordenadas.
Pero Cole no respondió. Cuando Elliana se volvió hacia él, vio que tenía la atención fija en el tronco de un árbol cercano. Algo lo tenía completamente absorto.
Incapaz de evitarlo, Elliana se acercó y siguió la línea de su mirada hasta llegar a un tosco grabado en la corteza: el símbolo de una serpiente venenosa. Se preguntó por qué Cole estaba tan fijado en un simple dibujo. Parecía el trabajo de un niño aburrido.
—¿Este símbolo significa algo? —preguntó Elliana.
Cole se quedó inmóvil, con los ojos fijos en el grabado de la serpiente, como si le hubiera hechizado.
Elliana se acercó más, rozándole la manga con los dedos mientras le hablaba en voz baja: —¿Cariño?
Cole parpadeó, volviendo al presente, y le lanzó una mirada indescifrable. Una sombra se había posado sobre sus rasgos, haciendo que su expresión fuera inusualmente severa.
Elliana le estudió el rostro, cada vez más confundida. —¿Qué pasa? ¿Por qué te molesta ese símbolo?
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