Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 420
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Capítulo 420:
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En ese momento, su teléfono volvió a vibrar. Bajó la vista y vio que la llamaba un número desconocido.
Solo unas pocas personas tenían su número. Pensando que probablemente se trataba de una llamada spam, la rechazó. Pero unos segundos más tarde, el mismo número volvió a llamar.
Elliana entrecerró los ojos y respondió. —¿Hola?
Se oyó una voz masculina, ligera y divertida. —Señorita Marsh, buenas tardes.
Ella frunció el ceño, ya que no reconocía la voz. —¿Quién es?
El hombre se rió entre dientes. —Me llamo Carlos Gómez…
«Nunca nos hemos visto antes, así que no intentes relacionarme con nadie de tu círculo. Es un callejón sin salida», comentó Carlos, con tono indiferente y distante.
Se produjo un breve silencio entre ellos. Elliana analizó su voz y calculó que tendría unos veintitantos años, quizá apenas treinta. Pero juzgar la edad solo por la voz era un juego arriesgado, y ella lo sabía. Aun así, la impresión persistía.
«¿Cómo ha conseguido mi número? ¿Y qué quieres exactamente?», exigió Elliana, con tono tranquilo pero tajante.
Carlos respondió con una risa baja y divertida. «Eso no es algo que debas preocuparte. Solo hay una pregunta que deberías hacerte: ¿De verdad quieres saber sobre tu madre, Rita? ¿Sobre su pasado y las razones por las que vino a Ublento para darte a luz y luego desapareció sin dejar rastro?«
Sus palabras la golpearon como un puñetazo. El rostro de Elliana se endureció, sorprendida de que Carlos estuviera relacionado de alguna manera con su madre. En lugar de apresurarse a responder a la pregunta de Carlos, encendió en silencio su ordenador portátil y movió rápidamente los dedos para localizar su número. En cuestión de segundos, el resultado apareció en la pantalla: la llamada de Carlos procedía de Delta, tal y como ella sospechaba. La mirada de Elliana se agudizó. «¿Quién eres realmente?», preguntó ella, con la voz tensa. «¿Y cómo sabes tanto sobre el pasado de mi madre?».
Carlos mantuvo su tono enigmático, con un toque de diversión. «No estoy preparado para decirte quién soy. Haz lo que te pido y te daré todo lo que quieres saber sobre tu madre».
Elliana respondió a su enigmática respuesta con frialdad.
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—¿Y por qué iba a creer nada de lo que dices?
Una dura realidad la atravesó como un viento helado. Odiaba lo mucho que tenía razón. Después de todos esos años buscando en callejones sin salida, persiguiendo sombras y sin encontrar nada, había perdido casi toda la esperanza.
Entonces, de la nada, apareció este desconocido con lo único que no podía ignorar: una conexión con Rita. Aunque estuviera mintiendo, no podía arriesgarse a rechazarlo. Se tragó su frustración y siguió adelante. —¿Qué quieres de mí? —No dudó.
«Los resultados del SAT se publican en dos días. Con tus habilidades, no tengo ninguna duda de que serás la primera de la lista. Quiero que te matricules en la Universidad Médica de Ublento. Una vez que estés allí, tendrás que robar algo de la biblioteca».
Hizo una pausa, dejando que el peso de sus palabras calara antes de continuar: «Está relacionado contigo, algo que tu madre donó a la universidad. Estoy seguro de que te parecerá fascinante».
Elliana frunció el ceño. —¿Qué se supone que tengo que robar exactamente?
—Un libro —respondió Carlos, bajando el tono—. El Códice Médico.
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