Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 410
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Capítulo 410:
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Elliana y Jason apenas intercambiaron unas palabras antes de lanzarse directamente al enfrentamiento, sin interés alguno en perder el tiempo con cortesías.
Los instructores y aprendices de ambos bandos retrocedieron apresuradamente, formando un amplio círculo que proporcionaba a los dos combatientes un enorme espacio para luchar.
Ya fuera Lexi, de la Sociedad Estelar, o Sombra, de Moonveil, sus nombres inspiraban auténtico temor. Las historias sobre su destreza rayaban en lo increíble. Algunos afirmaban que podían acabar con una vida con nada más que una flor marchita o el movimiento de una hoja. La victoria o la derrota apenas importaban: el enfrentamiento de hoy resonaría a lo largo de los siglos y se convertiría sin duda en leyenda. Todos los afortunados que tenían la oportunidad de estar presentes sabían que estaban presenciando un momento histórico, un choque entre iconos que se contaría durante generaciones.
Mucho antes de que se lanzara el primer golpe, la tensión electrificaba el aire. Los instructores y los aprendices de ambos bandos vibraban de expectación, con los nervios a flor de piel, pero con los ojos brillantes de admiración.
En realidad, la propia Elliana sentía que le temblaban las manos y un nudo de ansiedad le oprimía el pecho. Sus nervios no tenían nada que ver con el miedo al fracaso o la tendencia al pánico. Ella y Adah se habían unido en Delta, habían fundado Thorn Rose desde cero y se habían enfrentado al infame Blaze Wraith en una despiadada contienda de intelecto y nervios: ya lo había visto todo antes.
Enfrentarse a Jason hoy la inquietaba por una sola razón: la posibilidad de la derrota significaba mancillar el nombre de Donovan, su mentor. No era el orgullo de Donovan lo que más temía perder. El verdadero terror era la idea de que Jason destruyera la reputación de la Sociedad Estelar y deshiciera todo lo que Donovan había construido a lo largo de su vida. Decepcionar a Donovan era impensable. Por eso no se había precipitado en esta lucha: el enfrentamiento de hoy era el resultado de una deliberación minuciosa, y ella había venido preparada para cualquier cosa.
La mentora de Jason, Seth, tenía su propio legado: era una leyenda conocida como la Señora de la Muerte, invicta y formidable. Ni siquiera Donovan había podido vencerla jamás.
Jason se había entrenado bajo la estricta tutela de Seth desde que era niño, pero nadie sabía si realmente había asimilado sus despiadadas técnicas o si ya había superado a su mentora.
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La verdadera fuerza de Jason seguía siendo un misterio, pero una cosa estaba clara: era un adversario peligroso y Elliana sabía que no podía permitirse ni el más mínimo error.
A pesar de la tensión que se agolpaba en su pecho, Elliana no dejó traslucir nada en su rostro. Una vez que estuvo lista, clavó en Jason una mirada de acero, y sus rasgos, disimulados por cicatrices, se torcieron hasta convertirse en algo realmente intimidante.
Jason, por su parte, luchaba contra sus propios nervios. Antes de abandonar Ublento, Seth le había dado una orden: debía cumplir su sueño y acabar con la Sociedad Estelar. Él había aceptado sin dudarlo, jurando cumplir su voluntad.
Pero habían pasado cinco años y aún no había dado un solo paso, atormentado por la incertidumbre de si realmente podría derrotar a Lexi, la leyenda viviente de la Sociedad Estelar. Si no fuera por el desafío formal de hoy, podría haber permanecido en las sombras aún más tiempo. La Sociedad Estelar le había obligado a actuar y le había arrastrado al campo de batalla.
Aunque se vio obligado a aparecer, Jason no había venido sin preparación. Los años de anticipación de este enfrentamiento le permitían entrar en modo de combate en cualquier momento. Así que, a pesar de la tensión que se acumulaba en su interior, nada delataba su nerviosismo. Una máscara glacial se apoderó de sus rasgos, sus ojos cortaban el aire y su presencia irradiaba un frío que se enfrentaba directamente a la intensidad de Elliana.
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