Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 395
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Capítulo 395:
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En ese momento, Jeff ya se había dejado caer junto a Elliana, con el gatito ronroneando en sus brazos.
Rubén frunció el ceño. —Jeff, ¿cómo demonios nos has encontrado?
Jeff se encogió de hombros. —Cuando miré por la rendija de la puerta, vi a Elliana escabullirse, así que la seguí.
Elliana parpadeó. ¿El pasatiempo de este chico era espiar por las rendijas de las puertas? ¿En serio? Lo que ella no sabía era que Jeff había estado merodeando a propósito, esperando pillarla escabullirse. Y esa noche, la suerte había estado de su lado.
Rubén gruñó, pero se rindió. Jeff ya estaba allí, no había forma de deshacerse de él ahora. —Está bien. Pero no hagáis ruido. Quedaos quietos. Si me molestáis, os mando de vuelta.
—¡Sí! —exclamó Jeff radiante. Mientras pudiera quedarse cerca de Elliana, no le importaba quedarse quieto como una estatua.
Entonces se oyó otro ruido detrás de ellos.
Los tres se volvieron. Esta vez era Lance.
La cara de Rubén se ensombreció aún más. Genial. Otro estorbo.
Jeff tampoco estaba muy contento. Últimamente había estado observando a Lance y se había dado cuenta de que Lance sentía algo por Elliana. No quería competir con Lance por su atención.
Elliana no quería ver a Lance, ya que Cole le había advertido que se mantuviera alejada de él y no quería problemas.
Sin darse cuenta del rechazo colectivo, Lance se acercó alegremente. —¡Ruben, Elliana, Jeff!
Jeff entrecerró los ojos. —Lance, ¿qué haces aquí?
Lance se encogió de hombros. —Te vi salir a escondidas y sentí curiosidad. No esperaba encontrar esto…
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No dijo el resto en voz alta, pero por dentro estaba emocionado. Podía ver a River, su ídolo, en persona.
Rubén se frotó las sienes, claramente harto de la noche. —Si has venido a mirar la luna, siéntate y cállate. Una palabra y te vas.
Lance cerró la boca y se sentó junto a Jeff.
Y así, la noche se congeló en silencio: cuatro figuras bajo las estrellas, mirando a la luna.
Pasó el tiempo. A Elliana le empezó a doler el cuello. Giró los hombros y miró de reojo, solo para descubrir que Ruben se había quedado dormido, estirado sobre la roca.
Su movimiento llamó la atención de Jeff y Lance, que entonces se dieron cuenta de que Ruben estaba profundamente dormido.
Ruben tenía más de setenta años y, sin duda, resfriarse al dormir al aire libre sin manta afectaría a su salud.
Los tres intercambiaron miradas.
Elliana susurró: «Lance, cubre a Ruben con tu chaqueta». Lance se quitó la chaqueta en silencio y la colocó sobre Ruben.
«Silenciosos los teléfonos», añadió ella.
Lance y Jeff sacaron rápidamente sus teléfonos y los silenciaron. Una vez todo listo, Elliana miró a Rubén y suspiró. ¿Cuánto tiempo pensaba quedarse dormido ahí fuera?
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