Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 383
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 383:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Buscó su teléfono presa del pánico, pero Merlin fue más rápido. Se lo arrebató antes de que pudiera desbloquear la pantalla, con un cambio de humor tan repentino como una tormenta. «¿Por qué tienes que consultar a Elliana para todo?», le preguntó con mirada severa. «Eres adulta. Has terminado la universidad. Incluso eres dos años mayor que ella. ¿No puedes tomar tus propias decisiones?».
Sus palabras la dolieron y se estremeció por dentro. No le faltaba razón. Elliana solo tenía veinte años, acababa de terminar el instituto, mientras que ella tenía veintidós, era licenciada y, técnicamente, era ella quien debía dar consejos, no pedirlos.
Pero Elliana era diferente. Siempre lo había sido. Aguda como una tachuela, segura de sí misma más allá de sus años y con una intuición asombrosa. En algún momento, Hailee había empezado a apoyarse en ella, no solo como amiga, sino como brújula.
Mientras Hailee dudaba, Merlin la miró fijamente, sin ceder. Ni loco iba a dejar que llamara a Elliana. Esa venenosa de Elliana siempre había estado en su contra, si es que ella siquiera…
Hailee se inquietó bajo el peso de la mirada de Merlín. La oferta parecía demasiado buena, demasiado surrealista. Su instinto le gritaba que lo pensara bien, pero su boca se movió más rápido que su mente. «De acuerdo», se oyó decir. «Lo haré. Seré su secretaria».
Los labios de Merlin esbozaron una lenta sonrisa de satisfacción. Sin decir palabra, dio un ligero golpecito en la mampara que los separaba del conductor. La mampara se deslizó hacia abajo casi de inmediato.
—¿Sí, señor Blakely? —preguntó Lucas, mirando a Merlin.
—Prepara un contrato de trabajo —dijo Merlin con suavidad—. Su cargo es secretaria ejecutiva del director general.
—Enseguida —respondió Lucas sin perder el ritmo.
Segundos después, le entregó a Hailee una elegante tableta. —Señorita Loftus, revise los términos. Si todo está en orden, puede firmar aquí.
Disponible ya en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.c♡𝓂 disponible 24/7
Hailee se quedó mirando la pantalla, parpadeando. Así era como funcionaban las cosas en las altas esferas: rápido, sin papeles, con una eficiencia clínica. Sin obstáculos, sin esperas. Solo resultados instantáneos. Aun así, ¿no iba todo demasiado rápido?
Hailee aceptó la tableta de Lucas, con las manos calientes como si estuviera sosteniendo algo mucho más peligroso que un dispositivo. No parecía un contrato, sino más bien la firma de su sentencia de muerte.
Su corazón latía con nerviosismo mientras comenzaba a desplazarse por el contrato, leyendo cada cláusula, mientras Merlin se sentaba a su lado en silencio, con los ojos fijos en cada uno de sus movimientos.
Dentro del vehículo, el ambiente era tenso y silencioso, no se pronunciaba ni una sola palabra.
Todos los que estaban en el coche, desde el conductor de Merlin hasta el asistente y los guardaespaldas, sabían lo que estaba pasando. Su jefe estaba atrayendo silenciosamente a la desprevenida Hailee hacia su red, mientras ella creía ingenuamente que solo estaba devolviendo un favor.
Cuando Hailee llegó a la cláusula que detallaba el salario, casi se le cae la tableta.
—¿Pasa algo? —preguntó Merlin con suavidad, calculando el momento con una precisión asombrosa.
Hailee lo miró, con los ojos llenos de incredulidad. —Señor Blakely, mi salario…
—¿No es suficiente? —preguntó Merlin, con un tono imposible de descifrar.
.
.
.