Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 382
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Capítulo 382:
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Hailee parpadeó, sin saber si había oído bien. «¿Usted… quiere que trabaje para usted? ¿Como su secretaria?».
«¿Es eso un problema?», preguntó Merlin con frialdad, avanzando como si su respuesta no importara en absoluto. «Claro, lo hiciste bien en el Concurso de Pintura al Aire Libre, pero pintar es solo un pasatiempo para ti. Ese trabajo de ilustradora en la editorial te cayó del cielo por casualidad. Si tuviera que adivinar, diría que lo que realmente quieres es un trabajo que se ajuste a tu carrera, ¿verdad?».
Hailee apretó los labios y no dijo nada. Pero el silencio era una confesión suficiente: él la había leído como un libro abierto. En el instituto, había sacado muy buena nota en las pruebas de acceso a la universidad y había rellenado las solicitudes por su cuenta, eligiendo el programa de Estudios Secretariales de la Universidad de Ublento como su primera opción.
En aquel entonces, no sabía nada mejor. Solo era una chica de un pequeño pueblo de Willow Lane con grandes sueños y poca orientación. Lo que la había empujado hacia los estudios de secretariado no fue la practicidad ni los consejos de su familia, sino Glamorous Secretaries, una serie de televisión que veía religiosamente. La serie seguía a cuatro mujeres ambiciosas que empezaban como asistentes de oficina, luchaban contra el caos corporativo y ascendían al poder gracias a su determinación y elegancia.
Las idolatraba: inteligentes, elegantes, imparables. Le hicieron creer que si estudiaba mucho y seguía el camino marcado, podría construir una vida como la de ellas: trajes elegantes, tacones altos, despachos en la esquina. Así que, cuando llegó el momento de elegir una carrera, no lo dudó. Si no hubiera sido por el lío con Boris después de la graduación, quizá ya estaría viviendo ese sueño. Se imaginaba en una empresa prestigiosa, ascendiendo poco a poco hasta convertirse en asistente ejecutiva de alto nivel, igual que sus heroínas de la pantalla.
Y ahora, de la nada, Merlin le estaba ofreciendo ese mismo sueño en bandeja de plata. No era solo un trabajo, era su ambición original, resucitada.
El Grupo Blakeley no era una empresa cualquiera. Era un gigante mundial, el tipo de lugar en el que la gente pasaba años intentando entrar. ¿Y su entrada? Instantánea, porque Merlin lo había dicho.
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La mayoría de los empleados pasarían décadas ascendiendo y nunca llegarían a ver al hombre que estaba en la cima. ¿Pero ella? Estaría a su lado desde el primer día. Según todos los indicios, el destino le acababa de entregar un billete ganador. La pura improbabilidad de todo aquello la dejó aturdida. Sus pensamientos giraban en su cabeza, demasiado confusos para poder aclararlos, y mucho menos tomar una decisión.
Merlin la observaba atentamente, con voz suave pero teñida de ironía. «¿Y ahora qué? ¿También vas a rechazar esto? Primero, no soy digno de ser tu novio… y ahora, ¿ni siquiera estoy cualificado para ser tu jefe?».
Hailee levantó la cabeza de golpe. La negó con vehemencia. «¡No, no! ¡No es eso lo que quería decir! Es solo que acabo de salir de la universidad. No tengo experiencia en el mundo real. ¿Y si lo estropeo todo?».
Una pequeña sonrisa cómplice se dibujó en los labios de Merlin. —Tranquila. Me encargaré de que alguien te forme adecuadamente. No tienes que preocuparte por eso. Lo único en lo que debes pensar es en esto: ¿estás dispuesta a saldar tu deuda de esta manera?
Ella parpadeó. No sonaba como una exigencia, sino como un regalo. Una oportunidad única y dorada se le presentaba con deliberado cuidado. Y no era cualquier oportunidad. Era la oportunidad. El sueño que había alimentado en silencio durante años. El que nunca pensó que volvería a encontrar. Era todo lo que había deseado, servido en el momento imposible y con una promesa irresistible. ¿Cómo iba a decir que no?
El corazón le latía con fuerza en el pecho y los nervios le temblaban. Sin pensar, soltó: «Yo… tengo que preguntarle a Elliana».
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