Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 374
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Capítulo 374:
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La sonrisa de Lucas era puramente profesional. «Agradecemos mucho su colaboración».
Hizo una señal a los guardaespaldas, que se movieron entre la multitud con precisión coreografiada.
Cada persona recibió un fajo de billetes nuevos —diez mil dólares— y la distribución fluyó como el agua.
Más de cien personas se habían reunido fuera del restaurante y, en cuestión de minutos, más de un millón de dólares había cambiado de manos con una eficiencia impresionante.
Hailee observaba la escena con la boca entreabierta, incapaz de procesar la distribución casual de riqueza que tenía ante sus ojos. Antes de que pudiera ordenar sus pensamientos, la calle se había vaciado por completo, como si un mago hubiera agitado una varita.
Lucas sacudió la cabeza con asombro ante la refrescante honestidad de los lugareños: habían cogido su dinero y se habían marchado sin dramas ni pedir más. Guió a su equipo a través de la puerta principal del restaurante para terminar el trabajo.
En el interior, una mezcla de clientes habituales y oportunistas esperaba con entusiasmo apenas contenido.
Lucas echó un vistazo a la sala y comenzó a anunciar: «Señores, mi jefe desea…».
«¡Sáltate el discurso, amigo! Tu jefe quiere el local para él solo, ¡y a nosotros nos parece genial!».
«Sí, lo entendemos. ¡Reparte el dinero y nos largamos!».
La interrupción pilló a Lucas desprevenido, y se limitó a hacer un gesto a los guardaespaldas para que procedieran.
El dinero cambió de manos con notable rapidez mientras cada persona reclamaba su paquete.
Cuando el último dólar salió de la maleta, el restaurante se había transformado de un local abarrotado a un lugar vacío.
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Lucas observó el desierto Loftus’s Comfort Eats y se rió entre dientes. «¡Esta gente es refrescantemente directa!».
Después de compartir su observación, regresó al coche para informar a Merlín del éxito de la operación.
Merlin sintió una oleada de satisfacción al ver lo fácilmente que el dinero había resuelto su problema de privacidad, y abrió la puerta del coche para entrar en el silencioso restaurante…
Hailee se quedó clavada en el sitio, con la mente luchando por procesar lo que acababa de ocurrir.
El Loftus’s Comfort Eats normalmente tenía capacidad para treinta personas, pero hoy estaba abarrotado con más de cien, muchas de ellas de pie, hombro con hombro, sin sillas.
Cualquiera con ojos podía ver que la mayoría eran oportunistas disfrazados de clientes, atraídos por la promesa de dinero fácil. Sin embargo, Merlin ni pestañeó: había repartido dinero en efectivo a todas las personas presentes, gastando más de dos millones de dólares en cuestión de minutos. Con esa suma se podían comprar docenas de pequeños restaurantes como el suyo. Hailee seguía atónita. Merlin había gastado dos millones de dólares como si fueran calderilla, todo por un plato de espaguetis de diez dólares. El universo de los ultra ricos seguía siendo incomprensible para ella.
Perdida en sus pensamientos, apenas se dio cuenta de que Merlin había salido del vehículo. Se colocó a su lado, su altura la sumía en la sombra.
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