Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 359
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 359:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Hubo un momento de silencio antes de que Lance respondiera: «Vamos, Jason. ¿En serio no lo sabías? Elliana es Rosa, sí, esa Rosa. La potencia internacional del diseño. ¿No es increíble?».
Jason asintió pensativo. «Sí, es increíble e impresionante. Pero déjame preguntarte algo: ¿no lo sabías ya desde hace meses? Es curioso que ahora te muestres tan impresionado. Solías menospreciar a los diseñadores, ¿recuerdas? Decías que no podían ni hacerte sombra a ti y a tu grupo de genios de la tecnología».
Aquello le dolió como una bofetada. Lance no supo qué responder. Apretó los labios y fijó la mirada al frente.
Jason no insistió. Se limitó a estudiar a Lance durante un largo momento y luego volvió a centrar su atención en la carretera.
Mientras tanto, en el vehículo que iba en cabeza, Myles no perdió tiempo una vez que todos estuvieron dentro. Pulsó el panel de control y levantó las mamparas de privacidad en ambos extremos del coche.
Cole tampoco esperó. Atrajo a Elliana hacia su regazo como si fuera lo más natural del mundo. Bajó la voz y le ordenó con firmeza: —No le hagas más caso a Lance. Ni una palabra».
Elliana lo miró parpadeando, un poco desconcertada por su tono. Pero, a decir verdad, tampoco tenía intención de charlar con Lance. Asintió levemente con la cabeza. «Claro, Coley».
Esa fácil aceptación lo tomó por sorpresa. Una sonrisa se dibujó en sus labios mientras le daba un beso en la mejilla. «Cariño, antes discutías conmigo por todo. ¿Quién iba a imaginar que hoy te pondrías tan dulce?».
—Bueno, acabas de cerrar un gran trato. Pensé que debía ofrecerte un servicio premium —dijo Elliana con una sonrisa pícara y encogiéndose de hombros.
A Cole se le escapó una risita mientras se inclinaba hacia ella y le rozaba los labios cerca de la oreja. —¿Qué me dices de tener sexo esta noche?
Sin perder el ritmo, Elliana negó con la cabeza. —Ni hablar. Ese paquete de mil millones de dólares no incluye servicios adicionales.
No te lo pierdas en ɴσνєℓα𝓼𝟜ƒα𝓷.𝒸ø𝓂 de acceso rápido
Cole le dio un beso en la oreja, con un tono mucho más suave y oscuro. —Entonces negociemos. Dime tu precio y lo pagaré.
Sin inmutarse, Elliana volvió a negar con la cabeza con firmeza.
—Ni hablar. No puedes comprar eso, Cole. Ya te lo he dicho: no vamos a precipitarnos.
El humor juguetón de Cole se agrió un poco. Le mordisqueó la oreja y le pellizcó el costado con la fuerza justa para provocar una reacción. —Eres despiadada.
—¡Aah! ¡Cole, sinvergüenza! —gritó Elliana, entre risas y una mueca de dolor, ya que el contacto repentino le escocía y le hacía cosquillas.
Los demás ocupantes del coche confundieron ese sonido con otra cosa completamente distinta.
Aron, sentado en el asiento trasero, se sonrojó mientras Hugh se tapaba los oídos con las manos. —¿En serio? ¡Yo no me apunté a esto!
Delante, el conductor y Myles intercambiaron una mirada y luego volvieron la vista al frente como si nada hubiera pasado. Aun así, las comisuras de sus bocas se crisparon, solo ligeramente. Estar cerca de Cole conllevaba la necesidad constante de acostumbrarse a escenas como esa: estallidos de afecto abiertos y sin filtros que surgían cuando menos te lo esperabas.
Aproximadamente una hora más tarde, ambos vehículos atravesaron las imponentes puertas de la finca Evans y finalmente se detuvieron frente a la villa.
.
.
.