Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 337
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Capítulo 337:
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Lance le explicó rápidamente la situación. «Alonso, ¿tienes tiempo para ayudarme?».
Para su sorpresa, Alonso aceptó sin dudarlo. «De hecho, ahora mismo estoy cerca del edificio del Grupo Evans. Pasaré por allí y echaré un vistazo».
Lance casi estalla de alegría. «¡Muchas gracias, Alonso! ¡Bajo ahora mismo a verte!».
Lance colgó y salió corriendo, sin poder ocultar su emoción.
Emmanuel se iluminó. Aplaudió y dijo al equipo: «No esperaba que Alonso fuera tan accesible. Comportáos todos lo mejor posible. Tenemos que causar una buena impresión».
«¡No se preocupe, señor Evans! ¡Le daremos la más cálida bienvenida!».
La mayoría del equipo admiraba a Alonso y estaba claramente emocionado por conocerlo. Elliana, por su parte, se quedó en su asiento. Con la barbilla apoyada en la mano, observaba en silencio la escena que se desarrollaba ante ella.
Pronto, Lance regresó con Alonso a su lado.
Emmanuel, junto con el resto del equipo, se apresuró a saludar a Alonso con alegres saludos y cálidas sonrisas.
Alonso se mostró amable y educado, y su actitud relajada hizo que todos se sintieran cómodos rápidamente. Le dijo a Emmanuel: «No hay necesidad de ser tan formal. De hecho, tenía muchas ganas de trabajar con el Grupo Evans. Y Lance es un amigo, así que, por supuesto, estaré encantado de ayudar».
«Te lo agradecemos de verdad, Alonso. Gracias», dijo Emmanuel, inclinando ligeramente la cabeza. Lanzó una mirada de aprobación a Lance, elogiándolo en silencio por haber forjado una conexión tan valiosa.
Esa sola mirada hizo que Lance se sintiera como si midiera tres metros.
Entonces, Alonso se fijó en Elliana, que estaba sentada en silencio en un rincón. Su maquillaje atrevido llamaba la atención. Frunció ligeramente el ceño. «¿Y quién es esta?», preguntó.
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La última palabra de Alonso apenas había salido de su boca cuando Lance la interrumpió, robándole a Elliana la oportunidad de responder. —No te molestes con ella, no merece tu tiempo.
Sin mirar a Elliana, Lance le indicó a Alonso que se acercara a la computadora. —Vamos, Alonso. Por aquí.
Alonso no insistió en saber más. Solo asintió y lo siguió, con el resto del equipo detrás como sombras obedientes.
Emmanuel se quedó atrás un momento y le lanzó una mirada de disculpa a Elliana. —Siento lo de Lance. Es joven y no siempre piensa antes de hablar. Cuando solucione esto, le pondré en su sitio. Elliana se limitó a sonreír. —No pasa nada, Emmanuel.
Se apoyó en la mesa, tolerando por el momento la falta de respeto de Lance, y observó en silencio cómo este daba por sentado que Alonso podría resolver el problema. Cuanto más la despreciara Lance ahora, más devastado estaría más tarde. Ella solo tenía que esperar a que se tragara sus palabras arrogantes y le suplicara ayuda.
Emmanuel no se quedó allí. Su mente ya estaba de vuelta en el proyecto cuando se unió al resto, que se agolpaba alrededor del monitor.
Sola, Elliana jugueteó distraídamente con los dedos, reprimiendo un bostezo mientras el aburrimiento se apoderaba de ella.
En el ordenador, Alonso se puso manos a la obra, centrando su atención en el fallo que Lance había señalado.
Toda la sala quedó en silencio, con una tensión palpable en el aire: nadie se atrevía a romper el silencio.
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