Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 323
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Capítulo 323:
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Mantuvo un tono desenfadado, pero insistió. —Me refiero a alguien fuera de tu familia. ¿Algún viejo amigo, tal vez?
Cole la miró de reojo y luego volvió a la pantalla con una leve sonrisa. «El director de ciberseguridad es un antiguo compañero de clase. Nos conocemos desde la escuela primaria».
Eso era todo lo que necesitaba para confirmarlo. Jody había dejado escapar una vez que él y Cole se conocían desde la infancia. Y ahora, por fin, todas las piezas encajaban. Wesley, el genio tecnológico que dirigía la fortaleza digital del Grupo Evans, tenía que ser Jody.
El corazón de Elliana latía con fuerza por la expectación. Si dejaba inconsciente a Wesley durante la pausa para comer, quizá encontraría la manera de colarse en la red blindada del Grupo Evans. Incapaz de ocultar la emoción que la recorría, casi tarareaba de entusiasmo, con los ojos brillantes.
Cole captó el destello en los ojos de Elliana y no pudo evitar preguntarle: —¿Qué te hace sonreír?
Elliana señaló con el dedo la foto de Wesley en la lista, con una sonrisa pícara. —¿Tu antiguo compañero de colegio? Tiene ese aire de estrella del rock, apuesto a que podría encantar a cualquiera con solo esbozar una sonrisa.
Cole detuvo sus manos sobre el portátil y apretó la mandíbula mientras le lanzaba una mirada agria. —¿En serio? ¿De verdad vas a alabar a otro chico delante de mí?
Elliana exhaló, luchando contra el impulso de poner los ojos en blanco. Los celos de Cole habían vuelto, bullendo bajo la superficie. Siempre conseguía elegir los peores momentos para sacar su lado mezquino, y ella ya había perdido la paciencia. Cerró la lista con un golpe seco, se acercó a él y le rodeó el cuello con los brazos, inclinándose hacia él. —Coley, me muero de hambre. ¿Vienes a comer conmigo?
Su mirada tormentosa no se movió. —Pensaba que Wesley era tan guapo. ¿Por qué no comes con él?
—¡Ni hablar! —Elliana negó rápidamente con la cabeza—. Por favor. A primera vista, quizá parecía que tenía algo, pero, sinceramente, cuanto más lo miraba, más desastre parecía. Un fracaso total. Tú, en cambio, cada vez estás más guapo.
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Cada vez que te miro, quiero estar a tu lado».
Eso finalmente disipó el ceño fruncido de Cole, y sus ojos se suavizaron a pesar suyo. Sabía que Elliana solo estaba diciendo palabras bonitas, probablemente sin pensar mucho antes de pronunciarlas, pero no pudo evitar disfrutarlas. «Está bien», murmuró, acercándola más a él. «¿Qué te apetece?».
Los labios de Elliana se curvaron en una sonrisa pícara. —Vamos a la cafetería de los empleados. ¿Qué me dices?
Cole la miró con escepticismo. —¿En serio? ¿Qué tiene de bueno ese sitio? Nunca le había gustado la cafetería: demasiado ruidosa, demasiado llena, definitivamente no era su zona de confort.
Elliana se inclinó hacia él, sin desanimarse, y le expuso su idea con un brillo de emoción. «Confía en mí, hay mucha energía allí. Podremos experimentar la vida junto al personal, tal vez ganarnos su simpatía y demostrar a todos que no soy solo la esposa del director general, sino que realmente formo parte de esta empresa».
Los labios de Cole esbozaron una sonrisa, y el entusiasmo de ella rompió su reserva. «Está bien. A la cafetería».
Dicho esto, tomó la mano de Elliana y salió de su oficina, deteniéndose solo para decirle a Myles adónde iban.
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