Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 321
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Capítulo 321:
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Elliana bajó la mirada hacia la etiqueta con el nombre que Helga llevaba cuidadosamente prendida en el pecho. La etiqueta la hizo detenerse: Helga no era una empleada de bajo rango. Era la jefa del departamento de secretaría. Ese detalle le impactó. Esta mujer dependía directamente de Cole. ¿De verdad Cole era tan relajado con respecto a la profesionalidad de su equipo?
Aún procesando la información, Elliana apenas se percató del movimiento de Helga hasta que sus miradas se cruzaron brevemente. La sonrisa de Helga era afilada y presumida, como un desafío lanzado al ring sin previo aviso.
Con un giro casi teatral, Helga se dirigió hacia el escritorio de Cole, con una confianza que prácticamente dejaba huellas en el suelo.
Cole, sin embargo, siguió concentrado en sus documentos, sin levantar la cabeza.
Helga se detuvo a su lado y le ofreció un expediente con la exagerada elegancia de alguien que sirve el té a la realeza. Su tono era muy dulce. —Señor Evans, esto necesita su firma.
Sin molestarse en levantar la vista, Cole cogió el expediente, garabateó su nombre en la parte inferior y se lo devolvió, todo ello sin pestañear.
Helga lo aceptó con un apretón, pero la forma en que apretó los labios lo dijo todo. Su indiferencia claramente le había molestado.
Decidida a no marcharse con las manos vacías, Helga se giró. —Sr. Evans, pronto haremos un nuevo pedido de uniformes para el personal. ¿Tiene alguna preferencia?».
Sin apartar la vista de sus papeles, Cole la despidió con una respuesta seca. «Haga lo que considere oportuno. Si no puede decidir, pregúntele a Myles». Ella se quedó cerca de su escritorio, claramente por motivos profesionales, pero sin ganas de marcharse todavía.
Pasó un momento antes de que Cole, todavía inmerso en sus archivos, preguntara en voz baja: «¿Necesita algo más?».
Helga apretó la mandíbula. Una punzada de irritación floreció silenciosamente en su interior. Lo único que quería era que Cole la mirara, solo una vez, pero él nunca lo hacía.
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A un lado, Elliana había visto lo suficiente como para atar cabos. Con un brillo travieso en la voz, intervino: —Señor Evans, el maquillaje de la señora Garza es muy intenso. ¿Es la nueva campaña de imagen del Grupo Evans?«
Eso rompió la concentración de Cole. Por fin levantó la cabeza. En cuanto sus ojos se posaron en el look exagerado de Helga, toda su expresión se volvió gélida. «¿Qué circo es este, Helga? Eres directora del departamento de secretaría, no bailarina de respaldo. ¿Crees que esto es aceptable?».
El comentario sonó como una bofetada. Helga retrocedió instintivamente, desconcertada por el tono brusco de Cole. Había apostado por imitar el estilo de Elliana para impresionar, pero parecía que acababa de caer en una trampa para osos. Rápida, buscó una salida.
—Sr. Evans, esto es lo que pasó. Algunas de las mujeres vieron a la Sra. Evans y pensaron que estaba muy atrevida y elegante. Querían probar algo similar… Yo solo me uní, eso es todo.
Elliana no se molestó en ocultar su diversión. Una sonrisa burlona se dibujó en sus labios. Si Helga era realmente tan fan, ¿por qué le lanzaba miradas asesinas en cuanto entraba en la sala? No tardó mucho en darse cuenta de lo que Helga estaba tramando.
Elliana podía leer a Helga como un libro abierto y, claramente, Cole también. Su respuesta estuvo cargada de veneno. «¿Mi esposa? Ella es genial, inteligente y natural. Tú ni siquiera estás en el mismo universo. Tu imitación es patética».
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