Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 313
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Capítulo 313:
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Elliana esbozó una sonrisa torcida y dijo con voz burlona: «¿Por qué no te preocupas primero por el chichón que tienes en la cabeza? No te metas en nuestros asuntos. ¿Te das cuenta de lo irritante que es tu actitud de caballero andante?».
La expresión de Merlín se volvió sombría. Las duras palabras de ella resonaron en su cabeza, provocándole un nuevo dolor en la parte posterior del cráneo. Pero como era la mujer que Cole amaba, lo único que pudo hacer fue lanzarle una mirada venenosa antes de marcharse en silencio.
En cuanto desapareció de su vista, Hailee exhaló un suspiro de alivio.
Elliana extendió la mano y le tomó la mano con delicadeza. —Vamos, vámonos. Mientras salían del salón de banquetes, Hailee se volvió hacia ella. —Aún es temprano, apenas pasan las ocho. ¿Qué tal si te invito a cenar al restaurante de mi familia? La última vez ni siquiera pudiste comer porque Cole apareció solo para buscar pelea.
Elliana asintió sin dudarlo, sin saber que esa pequeña e inocente decisión pronto la metería en un buen lío.
Elliana llevaba días deseando comer los espaguetis del restaurante familiar de Hailee. Esa noche, solo había podido percibir un fugaz aroma rico y sabroso antes de que se la llevaran, y nunca llegó a probarlos. El arrepentimiento persistía, aflorando en momentos inesperados y haciendo que su estómago rugiera en señal de protesta. Así que, cuando Hailee sugirió ir a comer espagueti esa noche, su antojo se convirtió en una obsesión. Solo de pensarlo se le hacía la boca agua, y nada iba a calmar su hambre hasta que finalmente tuviera ese plato delante de ella. Si no comía hasta saciarse esa noche, dudaba que pudiera pegar ojo.
Al entrar en el coche, Elliana se volvió hacia Paulina sin preámbulos, con un tono que no admitía réplica. —Paulina, llévame a Willow Lane. Necesito esos espaguetis esta noche.
Paulina dudó un instante, con la reticencia reflejada en sus ojos. Era muy consciente de lo mucho que Cole deseaba que Elliana volviera a casa temprano, pero las instrucciones que le había dado eran claras: lo que Elliana quisiera, ella debía hacerlo.
Tras una breve pausa, Paulina esbozó una sonrisa cortés. —Por supuesto, señora Evans. —Se inclinó hacia delante y le indicó al conductor que se dirigiera a Willow Lane. El motor rugió y se pusieron en marcha.
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Mientras el coche se alejaba de la acera, Elliana escribió rápidamente un mensaje a Cole. «Coley, voy a casa de Hailee a comer espaguetis. Llegaré un poco tarde».
Esperaba su habitual respuesta inmediata, una broma o un emoji enviado en cuestión de segundos. Pero esa noche, la pantalla se mantuvo obstinadamente en blanco. Los minutos pasaban sin respuesta. Encogiéndose de hombros, pensó que probablemente estaría atrapado en el papeleo o en alguna reunión interminable. Siempre respondía cuando podía. Vería su mensaje y le contestaría enseguida.
Con el teléfono guardado, Elliana centró su atención en Hailee, y sus risas llenaron el coche mientras avanzaban por Willow Lane. Pero lo que no sabía era que su mensaje informal había causado revuelo en Regal Grove.
Cole, que había estado esperando a Elliana desde que se marchó, no se había movido del sofá del salón.
Después de que Myles terminara su largo informe sobre el banquete de compromiso y mencionara casualmente que Elliana ya se había escapado del lugar del banquete, el ánimo de Cole se disparó. Salió al exterior y se sentó en los escalones de la entrada de la villa, con la mirada fija en el sinuoso camino de entrada y el corazón lleno de inquietante expectación. Pero entonces llegó su mensaje. Era solo una nota sencilla sobre espaguetis y que llegaría tarde a casa, pero lo dejó completamente desconcertado.
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