Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 293
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Capítulo 293:
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El pánico ya se había apoderado de la sala de control. Uno de los empleados balbuceó: «Señor Sampson, no hemos sido nosotros. Nosotros no hemos cargado ese vídeo. Algo falla en el sistema, no podemos apagarlo».
«¿Qué coño pasa?». Dunn corrió hacia la consola y revisó rápidamente todas las entradas y controles. Por mucho que pulsara botones o accionara interruptores, nada funcionaba: la pantalla no se apagaba y ni siquiera respondía al apagado completo. «¡Esto es una locura! ¿Quién está detrás de este desastre?».
Frustrado y furioso, Dunn golpeó con el puño el panel de control antes de salir furioso. Cuando regresó al salón de banquetes, el último fotograma ya se había desvanecido de la pantalla.
Sin que nadie en la sala lo supiera, el vídeo había sido cortado, empalmado y elaborado por la propia Elliana. En lugar de optar por un estilo documental formal, se había decantado por el formato de episodios cortos, tan de moda, dividiéndolo en escenas con una narración cuidadosamente colocada. Hailee era la protagonista absoluta y el vídeo captaba cada momento, desde su primer encuentro con Boris hasta todo lo que siguió, recreando todo su viaje de principio a fin.
Todos los clips del vídeo eran reales, nada estaba montado ni adornado. Al sumergirse en sistemas privados, Elliana había desenterrado horas de imágenes de vigilancia ocultas y las había transformado en una narrativa visual inquietantemente honesta. En lugar de dramatizar la historia, dejó que la cruda verdad hablara por sí misma. Lo que le daba fuerza no era una edición llamativa, sino la sinceridad que se desprendía de cada fotograma.
Dentro del salón de banquetes, ni un solo invitado quedó indiferente ante lo que veía. Los ojos se llenaron de lágrimas en el momento en que Hailee apareció en la pantalla, devorando un trozo de pan mientras corría de un trabajo a otro, demasiado apresurada para sentarse, demasiado cansada para preocuparse.
Un silencio colectivo se apoderó de la sala cuando las imágenes mostraron a Hailee arremangándose en un banco de sangre, una y otra vez, solo para pagar las facturas médicas de Boris.
Y cuando Hailee le dijo suavemente al médico que estaba dispuesta a donar un riñón a Boris, una tensión inconfundible se apoderó de la multitud. Se cerraron los puños. Se apretaron las mandíbulas.
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Cuando terminaron los vídeos, el salón de banquetes se sumió en un silencio absoluto, como si alguien hubiera cortado el sonido. Una tensión sofocante descendió sobre los asistentes, palpable y opresiva. Dunn, que volvió a entrar en el salón, apretó los ojos con fuerza en un arrebato de rabia. No podía entender cómo se había hecho público este sórdido asunto. No era información clasificada. Entre su círculo de herederos privilegiados y juerguistas, era de dominio público, una fuente de diversión cruel. Pero se trataba de una celebración de compromiso. Difundir un escándalo así en la enorme pantalla de un evento tan prestigioso supuso un golpe devastador para las dinastías Craig y Sampson, con consecuencias que sin duda serían catastróficas.
Los miembros de las familias Craig y Sampson que se encontraban debajo del escenario parecían destrozados, con expresiones de incredulidad y vergüenza. Trinity sentía especialmente cómo su corazón se convulsionaba por el pánico. La influencia de las familias Craig y Sampson le había asegurado su posición dentro de la casa de los Evans. Si ambas familias se tambaleaban, ¿qué sería de su precaria posición? Los miembros de la familia Evans se enorgullecían de su integridad y aborrecían todo lo que fuera deshonroso. Si esas revelaciones resultaban ser ciertas, inevitablemente retirarían su apoyo a la familia Craig, arrastrando su estatus al olvido junto con ellos.
Trinity siempre había sabido que Boris era un comodín, pero ¿podían ser auténticas las pruebas condenatorias que se mostraban en ese vídeo? Si era así, Boris estaba a punto de destruir todo lo que ella había cultivado meticulosamente.
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