Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 268
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Capítulo 268:
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Ahora, paralizada, Hailee miró fijamente su teléfono mientras el nombre de Dunn parpadeaba insistentemente. El sonido le hacía latir el corazón con miedo. No sabía si sería capaz de contestar o si al hacerlo solo se sumiría aún más en la pesadilla.
Cada vez que el nombre de Dunn aparecía en la pantalla de Hailee, solo significaba una cosa: otra exigencia de dinero rápido, siempre con el pretexto de que Boris estaba al borde de la muerte.
Durante meses, Hailee había soportado las implacables diatribas de Dunn, cada llamada más dura que la anterior.
Sin embargo, en lo más profundo de su ser, sentía una extraña gratitud hacia Dunn. Se había convencido a sí misma de que la dureza de Dunn se debía a su preocupación por Boris, y no a un resentimiento latente hacia ella. Mientras se mataba a trabajar para reunir el dinero, se consolaba pensando que Dunn estaba cuidando de Boris.
Pero todo cambió en el momento en que Elliana soltó la bomba, una revelación que destrozó la ilusión. Ver el nombre de Dunn aparecer en su teléfono ahora era como recibir una patada cuando ya estaba en el suelo. La crueldad de todo aquello la golpeó como una bofetada.
Mientras el teléfono vibraba sin cesar en la mano de Hailee, la voz de Elliana rompió la tensión. —Tienes que contestar.
Con un temblor en la voz, Hailee levantó la vista. —¿No acabas de decir que Dunn forma parte de la estafa de Boris? ¿Qué sentido tiene hablar con él ahora?«
Quiero saber por qué Dunn se está poniendo en contacto justo ahora», respondió Elliana, con tono tranquilo pero teñido de curiosidad. Dado que Dunn era el hermano de Hester, la prometida de Boris, y que la fiesta de compromiso era esa noche, debería estar sumido en el caos. Entonces, ¿por qué llamaba a Hailee ahora?
—Contesta, Hailee. Veamos qué juego está jugando —dijo Elliana con voz firme.
Agotada y emocionalmente destrozada, Hailee cedió. Sus dedos se movieron de forma automática y deslizó el dedo para aceptar la llamada.
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El teléfono llevaba sonando un rato. Nada más conectarse la línea, la voz irritada de Dunn estalló: «¿Qué demonios, Hailee? ¡Has tardado mucho!».
A Hailee se le llenaron los ojos de lágrimas mientras se mordía el labio con fuerza, demasiado emocionada para hablar.
Dunn no cedió ni un segundo. Su voz sonó como un martillazo. —¿Ya tienes el dinero? Boris gritaba de dolor, lo han llevado de urgencia al hospital otra vez. No se puede retrasar más el trasplante. Si se retrasa, ¡está muerto!
Hailee contuvo las lágrimas, parpadeó rápidamente y guardó silencio. —¿Estás ahí, Hailee? ¡No te hagas la sorda! —El tono de Dunn se volvió aún más duro—. No me digas que todavía no has conseguido el dinero. ¿Qué, no te importa salvar a Boris? ¿Eres tan fría? Boris enfermó por salvarte. ¡Le debes todo y más te vale empezar a comportarte como tal!
Cada sílaba salía de la boca de Dunn como veneno, y Elliana lo oyó todo alto y claro. Pero algo más llamó su atención: el ruido de fondo al otro lado de la línea. Se concentró un momento y lo identificó. Risas, tintineo de copas, bromas coquetas… Dunn estaba en una discoteca de lujo.
La ira recorrió las venas de Elliana. Ese imbécil estaba de fiesta en un club y aún tenía el descaro de llamar a Hailee para jugar a sus juegos enfermizos. Sin dudarlo, envió un mensaje a Matthew. «Localiza a Dunn Sampson, el hijo del presidente del Hospital Skyflower. Necesito su ubicación exacta, ahora mismo».
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