Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 259
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 259:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
De repente, la voz de Cole rompió el silencio. «Bájate». Su tono era tenso, forzado. Sostenerla así estaba poniendo a prueba sus límites y no estaba seguro de cuánto tiempo más podría resistir. Si ella se quedaba, su autocontrol podría romperse.
Sin protestar, Elliana se deslizó lentamente de su regazo y volvió a su asiento junto a él.
Cole se recostó contra el asiento del coche, con los ojos aún cerrados, la expresión cerrada e indescifrable.
Elliana lo miró y luego apartó la vista, encogida en la esquina como una niña regañada. Un suspiro silencioso escapó de sus labios. Era la primera vez que intentaba complacer a un hombre y había fracasado. Miserablemente. Qué humillante.
¿Por qué tenía que ser tan difícil? Solía presumir de lo fácil que era animarlo. ¿Y ahora? Actuaba como si nada fuera lo suficientemente bueno. Mentiroso.
Mientras tanto, los pasajeros de los asientos delanteros y traseros se sentaban rígidos, con los ojos pegados a las ventanas. Después de la última vez que Cole y Elliana se habían puesto cariñosos en el asiento trasero, todos se preparaban para una repetición.
Justo cuando la tensión se intensificaba, la voz de Cole resonó en el aire como un latigazo. —¡Detenga el coche!
Cole dio la orden en voz baja para que el coche se detuviera.
El conductor parpadeó, sin saber si había oído bien, y miró confundido a Myles, que estaba sentado delante.
Myles lo miró fijamente durante medio segundo antes de incorporarse bruscamente y hacerle señas al conductor para que se detuviera.
Sin perder el ritmo, el conductor desvió el coche hacia el arcén.
Unos instantes después, el vehículo se detuvo suavemente.
Myles se inclinó hacia atrás y preguntó a través de la mampara: —Señor Evans, ¿va todo bien? Cole no respondió.
Actualizaciones diarias desde ɴσνєℓα𝓼4ƒα𝓷.ç0𝓂 con contenido nuevo
El silencio se instaló como una niebla espesa, tensa y francamente inquietante. El conductor se movió incómodo y miró de reojo a Myles, que ahora se aflojaba la corbata con mano rígida.
Aron y Hugh, sentados en la parte de atrás, intercambiaron miradas, paralizados y demasiado nerviosos incluso para respirar con fuerza.
Algo debía de haber pasado entre Cole y Elliana, pero ninguno de ellos conseguía averiguar qué había desencadenado la situación. Solo unos minutos antes, la pareja se reía tontamente hablando de técnicas para besarse como si no existiera nadie más. Ahora, Cole parecía a punto de estallar. ¿Se estaba gestando una pelea? Y si estallaba como la última vez, ¿volverían a verse envueltos en el fuego cruzado?
El conductor mantuvo la calma. Cada vez que Cole perdía los estribos, el conductor se las arreglaba para esquivar esos extraños castigos. Un conductor nervioso significaba una conducción inestable, y por muy furioso que se pusiera Cole, no era tan imprudente como para arriesgarse.
Myles, Aron y Hugh no tenían ese lujo. El último castigo aún los atormentaba: verse obligados a jugar a las cartas mientras se balanceaban al borde de un precipicio no era algo que fueran a olvidar fácilmente. Como ayudantes y capitanes de la guardia personal de Cole, todos sabían una cosa: fuera lo que fuera lo que Cole provocara, sus sueldos no eran lo suficientemente altos como para que mereciera la pena. Cada segundo que pasaba solo aumentaba la tensión. En ese momento, la ansiedad colectiva de Myles, Aron y Hugh era tan evidente que cualquiera que los mirara podía ver cómo les temblaba la frente.
.
.
.