Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 180
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Capítulo 180:
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La intensidad de la escena dejó a Aron y Hugh completamente desconcertados. Con las caras en llamas, los dos jóvenes se dieron la vuelta rápidamente, fingiendo estudiar la pared más alejada como si fuera lo más fascinante de la habitación. Myles, siempre esforzándose por mantener la compostura, se subió las gafas por la nariz y bajó la cabeza, haciendo todo lo posible por mantener una actitud tranquila y distante.
Incluso Allan y Merlin desviaron la mirada, retirándose en silencio, incómodos, sin querer enfrentarse a la pasión que se estaba desplegando.
Solo Manley permaneció cautivado, con una expresión en la que se mezclaban la diversión y la envidia. «Qué momento tan impresionante y maravilloso», susurró dramáticamente. «Despierta algo en mí, un anhelo de volver a enamorarme».
Elliana finalmente cedió al feroz abrazo de Cole, rindiéndose a la inesperada ternura que se escondía tras sus besos dominantes. Aunque era firme, él se mostró atento a los sentimientos de ella, convirtiendo la experiencia en algo exquisitamente placentero.
El tiempo pareció desvanecerse y, cuando terminó, su cuerpo se sintió suave y flexible, como un gatito acurrucado cómodamente en un cálido abrazo.
Por fin, Cole interrumpió el beso, pero la mantuvo cerca, con los labios a pocos centímetros de distancia, sus respiraciones mezclándose en la quietud.
—Elliana —susurró suavemente, y luego se quedó en silencio, dejando escapar un suave suspiro.
Elliana comprendió inmediatamente el significado del suspiro de Cole. Transmitía todo lo que no se había dicho: alivio, afecto, el temor a la pérdida y la felicidad abrumadora del reencuentro. Sintió el profundo cariño que irradiaba.
Con delicadeza, Elliana enterró el rostro en el pecho de Cole, rindiéndose por completo y abandonando toda resistencia. En ese momento de silencio, una profunda comprensión se desplegó en su interior. La atracción inicial no era más que el primer paso hacia el amor verdadero. Sin abrazar completamente el alma del otro, era imposible escapar del torbellino que se avecinaba.
Desde su primer encuentro, esa sutil corriente de deseo había determinado su camino: ella había estado ligada a Cole desde el principio. Negarlo no tenía sentido; si lo alejaba, sabía que el arrepentimiento la perseguiría durante años y que la impresión que él le había causado perduraría para siempre. Entonces, ¿por qué seguir resistiéndose? Si había verdadero afecto entre ellos, ¿por qué no dejar que floreciera? Solo el tiempo revelaría si su historia estaba destinada a durar, pero por ahora, nada importaba excepto la vibrante emoción del presente.
Con ese pensamiento, Elliana deslizó sus brazos alrededor de su cintura, devolviéndole por fin el abrazo.
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Su respuesta inesperada dejó a Cole momentáneamente atónito, con la respiración entrecortada. Durante un instante, el tiempo se detuvo. Luego, la alegría lo inundó, una felicidad tan profunda que le aceleró el pulso. Podía sentir su aceptación, la forma en que se acurrucaba voluntariamente en sus brazos, abandonando cualquier rastro de vacilación.
«Liana», susurró Cole, con el nombre de ella temblando en sus labios, cada sílaba impregnada de anhelo y adoración. La emoción en su voz era tan profunda que solo él podía comprender realmente su significado: una promesa silenciosa y una súplica al mismo tiempo.
En ese momento, un disparo repentino rompió el momento tranquilo y dulce…
El disparo provenía de un hombre vestido de negro, alguien que había perdido el conocimiento pero que había recuperado la conciencia recientemente, consumido por la venganza. En silencio, cogió una pistola y disparó a Elliana.
Sin verlo, Elliana y Cole sintieron el peligro. Sus instintos se activaron como un rayo.
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