Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 1270
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Capítulo 1270:
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«Sr. Griffiths, los chips, los virus y toda la investigación han sido destruidos. Todas las bases han sido cerradas. ¿Cuáles son sus próximas órdenes?».
Miguel no se movió al principio. Luego, levantó la vista, con el rostro impasible.
«Ya no tienes más órdenes. La Alianza Evernight ha desaparecido. Ya no necesito un asistente».
El asistente se quedó paralizado, con incredulidad en sus ojos. Había pasado años al lado de Miguel, persiguiendo la promesa del poder y un nuevo mundo. Ahora, con unas pocas palabras frías, ese sueño se había hecho añicos. Se había quedado sin nada: sin amo, sin propósito.
La paciencia de Miguel se agotó. Agarró la pistola de la mesa y apuntó a la cabeza del asistente.
—Contaré hasta tres. Si sigues ahí, te meteré una bala en el cráneo. Uno… Dos…
Miguel nunca llegó a contar hasta tres. El asistente trastabilló hacia atrás y salió corriendo de la habitación presa del pánico. En ese momento, las razones ya no importaban. Solo importaba sobrevivir.
La pesada puerta se cerró de golpe, sellando el silencio en el interior. El otrora temido gobernante de la Alianza Evernight, que había comandado ejércitos y forjado imperios, ahora estaba completamente solo, sin esperanza.
A kilómetros de distancia, Elliana conocía cada movimiento que Miguel había hecho. Después de dar las tres órdenes, había enviado a miembros de Thorn Rose a vigilar desde las sombras. Sus informes lo habían confirmado todo: la nefasta investigación había desaparecido y la Alianza Evernight había sido desmantelada.
Era exactamente como ella había esperado. Miguel había llevado a cabo las órdenes con una precisión escalofriante. Ella le había dado un día completo, pero él lo había completado en menos de la mitad de ese tiempo.
Para un hombre que había pasado más de veinte años construyendo su imperio, derribarlo todo en unas pocas horas era casi poético. Si hubiera estado en su sano juicio, el peso de ello lo habría aplastado. Elliana suspiró suavemente, con un brillo indescifrable en los ojos. Luego, le habló a Miguel a través del chip, con voz suave pero autoritaria.
«Lo has hecho bien, Miguel. Mi gente llegará pronto. Toma solo lo que necesites y vete con ellos. A partir de ahora, no más cargas, no más dolor. Por fin podrás estar en paz».
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«Sí, maestra», respondió Miguel con tono apagado y obediente. No entendía sus palabras, solo su autoridad. Sus palabras eran su ley.
Momentos después, Clifton entró en la silenciosa habitación donde se encontraba Miguel, seguido por Kieran, Heather y Damian.
Elliana no había llevado a los Cuatro Guardianes de vuelta a Ublento. Los cuatro se habían quedado en Delta para ocuparse del funeral de Maxine. Ahora, para concluir el asunto de la Alianza Evernight, Elliana los había enviado a recoger a Miguel.
Aunque era un monstruo por derecho propio, Miguel seguía siendo una leyenda: brillante, temido, respetado. Enviar a los Cuatro Guardianes era el silencioso homenaje de Elliana al hombre que Miguel había sido en otro tiempo.
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