Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 1250
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Capítulo 1250:
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Al ver su radiante sonrisa, Rubén soltó una carcajada de alegría que llenó la habitación.
«¡Mirad qué imagen tan preciosa! ¡Me está sonriendo! ¡Oh, pequeña tesoro, has derretido por completo este viejo corazón mío!».
La familia se reunió de nuevo como polillas atraídas por la luz, ansiosa por ver la sonrisa del bebé con sus propios ojos.
Elliana los observaba con una tranquila diversión bailando en sus ojos. Su hija, al parecer, se había convertido en la nueva fuente de alegría más preciada de la familia. Con una sonrisa que permanecía en sus labios como un dulce regusto, buscó a su hijo con la mirada. Después de días lejos de él, lo había echado de menos con una intensidad que sorprendió incluso a su propio corazón.
Felix había estado descansando con Paulina antes, pero Cole lo había recogido en su propio abrazo protector.
Elliana cruzó la habitación rápidamente y levantó a su hijo de los brazos de Cole, acercándolo a su pecho, donde pertenecía. En ese momento, una nueva explosión de exclamaciones estalló desde el rincón de Rubén, atrayendo la atención de todos hacia Beatrice.
«¡Beatrice acaba de hacer pipí!», gritó Jeff sorprendido.
Al instante, una oleada de comentarios emocionados llenó la habitación.
«¡No puede ser, lo ha hecho! ¡Ha hecho pis!».
«¡Beatrice ha hecho pis! ¿Qué hacemos ahora?».
«¡Rápido, coged un pañal, uno nuevo, rápido!».
En cuestión de segundos, el caos se convirtió en algo casi cómico, ya que todos se pusieron en acción. Rubén tomó el mando y dio órdenes mientras los demás intentaban cambiarle el pañal a Beatrice.
Para un bebé de apenas un mes, estar rodeado de una multitud tan dedicada parecía más un evento real que un simple cambio de pañal.
Al otro lado de la habitación, Elliana y Cole intercambiaron miradas divertidas y se frotaron las sienes con las manos. Bajaron la mirada hacia su hijo, que parecía invisible en medio del alboroto, y sintieron una punzada de compasión. ¿Estaban dejando de lado a su hijo a propósito? ¿Por qué Beatrice acaparaba toda la atención? Su pequeño era innegablemente adorable, fuerte, vivaz e inteligente, pero todo el mundo lo pasaba por alto.
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En ese momento, Félix abrió los párpados. Sin armar jaleo ni siquiera quejarse, vio a sus padres y esbozó una sonrisa deslumbrante.
El corazón de Elliana se derritió al instante. Se inclinó, le dio un suave beso en la mejilla y le susurró: «Eres un niño tan dulce y guapo, Félix. Tener a mamá y papá que te adoran es más que suficiente. No hay necesidad de envidiar a tu hermana».
En ese momento, una voz resonó desde la puerta.
«¡Elliana! ¡Elliana!».
Elliana miró y vio a Sunny, de cuatro años, entrando con una amplia sonrisa despreocupada.
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