Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 124
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Capítulo 124:
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Trinity consideró las afirmaciones de Elliana con total incredulidad. ¿Cómo podía Barbara, declarada muerta por los mejores médicos, conservar aún una chispa de vida?
—Elliana, ¿querrías dejar de hacer especulaciones absurdas? —Trinity fingió estar realmente preocupada—. Entiendo tu necesidad desesperada de demostrar tu valía y captar la atención de Cole, pero la muerte es irreversible. Por muy excepcionales que sean las propiedades de Venacure, no puede resucitar a los muertos. Si existiera un milagro farmacéutico así, la sociedad se sumiría en el caos.
Con un suspiro exagerado, Trinity concluyó: —Elliana, ¡esta invención supera todos los límites de la credibilidad!
Elliana observó la actuación teatral de Trinity en silencio contemplativo, detectando el mismo tono calculador que había percibido anteriormente en Paige. Reflexionó que las mujeres manipuladoras parecían materializarse allá donde iba.
Durante el tiempo que pasó con la familia Jones, Paige había sido su adversaria, mientras que ahora, en la casa de los Evans, Trinity asumía ese papel. Se consideraba una desafortunada imán de este tipo de melodramas.
—Trinity, nunca he sugerido que Venacure pueda resucitar a los muertos —replicó Elliana, con una sonrisa cómplice en los labios.
La mirada de Trinity se agudizó. —Entonces, ¿estás confesando que has engañado y explotado los restos de Barbara como un accesorio?
—Intervino Lance acaloradamente—. ¡Elliana, has traspasado todos los límites! Solo porque seas Rosa no significa que puedas hacer lo que quieras. La marca Rosa tiene cierta influencia, ¡pero no es nada comparada con la familia Evans!
Elliana dirigió una mirada mesurada a Lance. Él siempre se había apresurado a defender a Trinity, como si no pudiera tolerar que ella recibiera la más mínima crítica. Evidentemente, parecía decidido a establecer vínculos matrimoniales con Trinity.
Lance, dotado del atractivo distintivo de la familia Evans, presentaba un aspecto apuesto y, recién graduado, desprendía un aura intelectual. Quizás debido a su comportamiento propio de la industria tecnológica, se comunicaba con especial franqueza.
—¿De verdad Elliana es Rosa? —preguntó Irene con tono burlón—. Ninguno de nosotros fue ayer al museo de arte. Todas estas especulaciones sobre Rosa no son más que chismes sin fundamento. Una revelación tan trascendental y hoy no aparece en los medios de comunicación. Expreso mi profundo escepticismo. —Irene miró a Elliana con una mirada inquisitiva.
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«Hay personas que inventan con notable fluidez, por muy extravagantes que sean sus afirmaciones».
Trinity se sumó a la conversación. «Elliana, reconocemos tus intentos por llamar la atención de Cole, pero ¿mentiras de tal magnitud? Suponen un peligro importante y podrían involucrar a la familia Evans en una controversia».
El polémico intercambio fomentó la incertidumbre general. ¿Era Elliana realmente Rosa, o todo era una elaborada farsa?
Elliana no se inmutó ante sus sospechas. Nunca le preocupó que los demás aceptaran su identidad como Rosa. Si rechazaban sus afirmaciones, en realidad sería algo bueno para ella, ya que no se sentiría obligada a ofrecerles precios preferenciales por sus creaciones.
En lugar de entrar en sus provocaciones, Elliana se centró intensamente en Trinity. «Trinity, mantengamos la concentración. Demuestra ahora tu experiencia médica. Da un diagnóstico de Barbara, inmediatamente».
«Pero los profesionales médicos ya han confirmado la muerte de Barbara. ¿Por qué es necesaria una verificación adicional?», replicó Trinity.
Elliana soltó una risa sarcástica. —¿Así que, solo porque unos médicos mediocres hicieron ese anuncio, no dudaste de nada?
—¿Estás insinuando que el personal médico del hospital no está cualificado?
«En todas las profesiones hay personas que ascienden gracias a su encanto en lugar de a su mérito. Tú profesas tener habilidades curativas, pero con un paciente delante, ¿te niegas a realizar una segunda verificación? ¿Dónde está tu rigor profesional?». Elliana estableció un contacto visual inquebrantable con Trinity, con una expresión sutilmente burlona. «O tal vez, Trinity, tú representas a esos mismos charlatanes, demasiado aprensivos para demostrar tus capacidades ante todos».
«Tú…», balbuceó Trinity, con el rostro enrojecido por la indignación.
Lance intervino impulsivamente. «¡Elliana, deja esas insinuaciones! Trinity estudió con el renombrado profesor Sampson en la Universidad Médica de Ublento. Se distinguió como su alumna ejemplar. Esto es de conocimiento público. ¡No tienes autoridad para cuestionar sus credenciales!».
«Entonces, ¿por qué Trinity duda en examinar a Barbara?», preguntó Elliana con calculada compostura.
Trinity exhaló un suspiro de resignación. «Muy bien, si insistes en involucrarme en tus tácticas de distracción, accederé a tu petición». Con esa declaración, Trinity se colocó junto a Barbara y comenzó su examen.
Al principio, Trinity se había acercado a la tarea con nerviosismo, preocupada de que Elliana pudiera haber orquestado algún engaño. Sin embargo, tras una evaluación exhaustiva, su aprensión se disipó. Puede que su competencia médica no estuviera a la altura de su proclamada excelencia, pero sin duda poseía la capacidad de diferenciar entre la vida y la muerte. Además, con la documentación oficial del hospital que confirmaba la muerte de Barbara, no albergaba ninguna duda sobre el estado de esta. Todos observaban el procedimiento en absoluto silencio.
Trinity completó su evaluación y miró a Elliana con condescendiente compasión. «Elliana, esta farsa debe terminar. Barbara ha fallecido. Permítele partir en paz».
Los Henderson, ya emocionalmente abrumados, se hundieron aún más en la desesperación y centraron toda su atención en Elliana. Sin decir palabra, Elliana sacó un delgado instrumento médico y lo insertó con precisión en el pecho de Barbara. Al instante siguiente, ocurrió algo extraordinario…
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