Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 1197
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Capítulo 1197:
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Las semillas de la duda comenzaron a echar raíces en la mente de todos. Elliana frunció profundamente el ceño mientras sacaba las pulseras una vez más y estudiaba el intrincado patrón de mapa grabado en su superficie. Tras varios minutos de intenso examen, levantó la cabeza y asintió con convicción. «Estoy segura. Este tiene que ser el lugar correcto».
«La entrada está sin duda aquí», coincidió Cole con firmeza. «Solo que ha sido ocultada con extraordinaria habilidad. Todos deben dispersarse y registrar cada centímetro de esta zona. Busquen cualquier cosa que parezca estar fuera de lugar, por muy leve que sea».
Los equipos reunidos comenzaron inmediatamente a buscar sistemáticamente cualquier irregularidad o anomalía.
Durante este proceso, Elliana se quedó contemplando la imponente montaña helada que se alzaba ante ella, perdida en sus pensamientos. Tras varios momentos de reflexión, le dijo a Cole: «Mira, ¿no te parece que la nieve acumulada en la base de esta montaña es claramente diferente de la que cubre otras zonas?».
Cole dirigió su atención hacia donde ella indicaba y observó el terreno con detenimiento antes de dar su aprobación. «Tienes toda la razón. La nieve que cubre todos los demás lugares parece completamente orgánica y natural, pero en la base… parece como si alguien la hubiera colocado allí deliberadamente».
Intercambiaron una mirada de complicidad y avanzaron juntos para barrer con cuidado la cuestionable acumulación de nieve.
Una vez retirada la capa de nieve artificial, apareció una enorme entrada de piedra, y enseguida quedó claro que algo importante permanecía oculto detrás de ella.
La puerta presentaba características idénticas a las de la que habían encontrado anteriormente en la cámara subterránea del bosque, incluyendo dos hendiduras talladas con precisión en su superficie, perfectas contrapartidas para sus brazaletes.
Ya familiarizados con este mecanismo, coordinaron sus movimientos con eficiencia. Cada uno insertó su brazalete en su receptáculo designado y, segundos después, la enorme barrera de piedra comenzó a abrirse con antiguos sonidos mecánicos.
«Ahora entiendo por qué Miguel invirtió tanto esfuerzo en conseguir estas pulseras», observó Elliana pensativa. «Funcionan como llaves literales para…
fortaleza central de la familia. Quien las posea controlará la ventaja inicial para dominar a toda la familia Griffiths».
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Cole lo reconoció con un gesto de asentimiento. «Probablemente por eso nuestras madres nos confiaron las pulseras. Las pulseras dan acceso a todos los secretos».
Mientras pronunciaban estas palabras, sus dedos se acercaron naturalmente el uno al otro y sus manos se entrelazaron con firmeza.
Después de soportar años de caos y sufrimiento, innumerables reveses y desengaños, por fin se encontraban en el umbral de la verdad que habían estado buscando. Todos los misterios, todas las respuestas ocultas, quedarían al descubierto en el momento en que cruzaran esa puerta.
Respiraron hondo al unísono y, sin soltar sus manos entrelazadas, avanzaron hacia la entrada. Sus compañeros los siguieron rápidamente.
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