Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 1143
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Capítulo 1143:
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La respuesta de Carlos fue fulminante. «No, eso no funcionará. Elegí este momento por una razón. Ahora estás vulnerable. Una vez que te hayas recuperado del parto, perderé mi ventaja, ¿no?».
Elliana soltó una breve risa sin humor y envió un emoji burlón. «¿Así que esperas que una mujer a punto de dar a luz salga corriendo a reunirse contigo?».
«Por supuesto que no. No soy tan despiadado. Milton puede venir en tu lugar».
Milton, sentado a su lado, había estado observando el intercambio. Cuando leyó esa línea, su expresión se ensombreció. Cogió el teléfono y envió un mensaje de voz. «Soy Milton. Me encargaré de ti en su nombre. Dime la hora y el lugar».
Pero Carlos no envió una ubicación. En su lugar, añadió una nueva condición. «Esperaba ver a Elliana yo mismo. Como vas a venir tú en su lugar, tendré que añadir un requisito más».
La voz de Milton se volvió aguda mientras enviaba otro mensaje de voz. «¿Y cuál sería?».
«Trae a Arthur. Queremos hablar con él sobre algo, sobre Rita».
Esa última palabra cayó como una chispa. Elliana y Milton intercambiaron una mirada. Había alguien más involucrado. Carlos no trabajaba solo. Pero, ¿quiénes eran esas personas? ¿Y por qué estaban tan obsesionados con el Códice Médico?
El tono de Milton se volvió frío. «¿Para quién trabajas?».
Carlos respondió con suavidad: «Aún no puedo decirlo. Lo sabrás pronto, cuando llegues aquí. Llevamos años vigilando a Arthur. Ya es hora de que nos reunamos y hablemos de Rita».
Elliana soltó una risa amarga. Las palabras de Carlos eran educadas, pero el significado era claro. Llevaban todo este tiempo conspirando contra su padre. Ahora, con ella a punto de dar a luz, por fin estaban pasando a la acción.
—Elliana —dijo Milton con calma, analizando cada pieza del rompecabezas—, Carlos y quienquiera que esté detrás de él están calculando el momento a propósito. Quieren alejarnos a papá y a mí de ti. Una vez que entres en trabajo de parto, no habrá nadie aquí para protegerte. Creo que su verdadero objetivo eres tú. —Frunció el ceño—. Por tu seguridad, papá y yo no podemos reunirnos con ellos ahora mismo.
Elliana pensaba lo mismo, pero la vida de su madre estaba en juego. No podía anteponer sus intereses. Aun así, la idea de que Milton y Arthur se expusieran al peligro le aceleraba el corazón. El pasado de Carlos seguía siendo un misterio. Nadie sabía para quién trabajaba realmente ni lo peligrosos que eran. Si Milton y Arthur iban, podrían estar cayendo en una trampa.
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Indecisa, Elliana se quedó sentada en silencio durante un largo rato antes de hablar finalmente. «Milton, después de analizar esa sangre y ver el vídeo, sé que tienes que ir. Si le pasa algo a mamá porque hemos esperado, nunca te lo perdonarías, y papá tampoco. Y yo tampoco podría vivir con eso. Así que vete». Levantó la barbilla. «No te preocupes por mí. Jason está aquí, y también Adah y los demás. Puedo llamar a los miembros de la Sociedad Estelar en cualquier momento. La seguridad aquí es hermética».
—¿La Sociedad Estelar? —preguntó Milton, frunciendo el ceño.
Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Elliana. —Nunca te lo dije a ti ni a papá, pero… soy Lexi Hanson.
Milton se quedó paralizado. De todas las cosas, no esperaba que Elliana revelara otra identidad secreta. ¿La misteriosa Sociedad Estelar era su propia organización? De repente se dio cuenta de lo poco que sabía realmente sobre su hermana. Pero no había tiempo para procesarlo. Lo único que importaba ahora era lidiar con Carlos, ir un paso por delante y encontrar a su madre.
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