Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 1141
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Capítulo 1141:
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Milton desplegó el papel. Había una sola línea escrita con letra pequeña y precisa: «Esta es la sangre de Rita».
«¿La sangre de Rita?». Elliana y Milton se miraron alarmados. Sus miradas volvieron a posarse en el frasco y ambos comprendieron lo que estaba pasando. Quienquiera que hubiera enviado esto estaba tramando algo grande.
Milton soltó una risa baja y enfadada. «Debe de ser Maxine o Miguel. Están intentando fastidiarnos, causar el caos. ¡Voy a tirarlo ahora mismo!».
Alargó la mano hacia el frasco, pero Elliana lo detuvo con tono firme. «No. Sea cual sea su plan, no podemos actuar precipitadamente. Primero tenemos que analizar la sangre».
Sin dudarlo, llamó a Levi y le entregó el frasco. No confiaba en nadie más para ello.
Levi trabajó rápidamente y regresó tres horas más tarde, con el informe en la mano.
Cuando entró en su sala, dudó; abrió la boca, pero no le salieron las palabras. La expresión de su rostro lo dijo todo a Elliana: algo iba terriblemente mal.
«Dame el informe», dijo ella, manteniendo la voz firme a pesar de que se le encogía el pecho.
Levi apretó los papeles contra sí, negándose a entregárselos. —Elliana… los resultados son… impactantes. Tienes que prepararte. Si no puedes mantener la calma, no deberías leer esto.
La gravedad de la situación impactó a Milton en el momento en que Levi habló. Dio un paso adelante y le quitó el informe a Levi justo cuando Elliana iba a cogerlo. Una mirada fue suficiente para que se le fuera todo el color de la cara.
—¿Qué hay ahí? —preguntó Elliana rápidamente.
Milton abrió la boca, pero no le salió ningún sonido. Tras un momento, bajó el papel, manteniéndolo fuera del alcance de ella. «No necesitas saberlo ahora mismo. Céntrate en el parto. Yo me encargaré de esto». Se dio la vuelta para marcharse.
—¡Milton! —exclamó Elliana con voz tensa por la frustración—. Sabes que no soy una muñeca frágil a la que tengas que proteger. Puedo soportar la verdad. Lo que me está destrozando es que me la ocultes.
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Milton exhaló y se dejó caer en su silla. —Está bien. No puedo ocultártelo. Pero prométeme que no dejarás que te destruya.
Elliana asintió con la cabeza, tensa.
Por fin, Milton le entregó el informe.
Sus ojos recorrieron rápidamente la página. Aunque se había preparado para ello, la línea que confirmaba que el ADN pertenecía a Rita la golpeó como un golpe físico. Se puso en pie de un salto.
«¡Elliana, cuidado!», gritó Milton, lanzándose a sujetarla.
Se obligó a respirar, dos respiraciones lentas. Luego se sentó de nuevo, tratando de calmar la tormenta que se había desatado en su interior.
No esperaba que el frasco de sangre fuera realmente de Rita. Ahora la pregunta era sencilla: ¿era sangre fresca o algo extraído hacía años y conservado en un lugar seguro? En cualquier caso, estaba directamente relacionado con Rita. La idea oprimía el pecho tanto a Elliana como a Milton.
Elliana apartó el pánico y agudizó su concentración. —Quienquiera que haya enviado esto no solo está tratando de hacernos daño. Tiene otro plan. Esperemos a que muestre sus cartas. Milton asintió.
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