Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 1101
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Capítulo 1101:
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Elliana insistió en ir con ellos. Cole hizo todo lo posible por disuadirla. «Estás embarazada de cuatro meses, Elliana. Necesitas descansar, sobre todo después de pasar toda la noche en vela. Por favor, quédate en el hotel».
Pero la determinación de Elliana era inquebrantable. «No puedo explicarlo, pero siento que algo me llama desde el fondo de ese acantilado. Es como si una fuerza invisible me atrajera hacia allí. Tienes que confiar en lo que te digo, Cole. Tengo que formar parte de esta búsqueda».
Cole sabía que no podía detenerla. Ella nunca había sido el tipo de mujer que necesitaba ser protegida y mimada como un frágil adorno. Era una persona fuerte y decidida, con una voluntad inquebrantable. Una vez que se proponía algo, ninguna fuerza podía cambiar su rumbo.
Así que los dos subieron juntos al helicóptero de rescate y despegaron hacia el cielo, dirigiéndose hacia la interminable extensión de naturaleza salvaje que se extendía bajo ellos.
En ese mismo momento, Jason estaba saliendo lentamente de una neblina de inconsciencia. Su último recuerdo claro era el brutal impacto cuando su columna vertebral chocó contra una gruesa rama de árbol durante su aterrador descenso. La explosión de agonía había sido tan intensa que la oscuridad lo había envuelto por completo, robándole toda conciencia en un instante.
Estaba absolutamente convencido de que, cuando su cuerpo finalmente chocara contra el suelo del bosque, quedaría destrozado hasta quedar irreconocible, convirtiéndose en otra víctima olvidada enterrada en lo profundo de esta remota zona salvaje.
Pero cuando por fin abrió los ojos y vio el vibrante dosel verde que se extendía infinitamente sobre él, la confusión se apoderó de todas sus demás sensaciones. Permaneció completamente inmóvil durante lo que le parecieron horas, con la mente luchando desesperadamente por entender cómo era posible que aún respirara.
Permaneció inmóvil en ese lugar durante un tiempo considerable.
Poco a poco, a medida que los rayos dorados del sol comenzaron a penetrar el espeso techo del bosque y a calentar su rostro magullado, la niebla que nublaba sus pensamientos comenzó a disiparse. ¿Era realmente posible que aún estuviera entre los vivos? ¿Había engañado de alguna manera a la muerte?
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Para confirmar esta increíble posibilidad, intentó cambiar ligeramente de posición. Un rayo de puro tormento le atravesó la columna vertebral, pero la intensidad misma de ese dolor sirvió como prueba de su supervivencia.
Efectivamente, seguía vivo.
Debajo de su dolorido cuerpo yacía una enorme montaña de hojas en descomposición que se habían acumulado a lo largo de innumerables estaciones, creando un colchón natural lo suficientemente blando como para salvarle la vida gracias a un milagroso golpe de suerte.
Su forma física permanecía sorprendentemente intacta. Durante su caída en picado hacia el suelo, había atravesado varias ramas pequeñas, pero eran tan frágiles que solo le habían causado cortes y rasguños superficiales en la piel. No parecía tener ningún hueso roto ni ningún órgano dañado. Contra todo pronóstico, había salido relativamente ileso de esta pesadilla.
Esta constatación lo invadió como una ola de puro alivio, encendiendo una pequeña llama de esperanza en lo más profundo de su pecho. Tanto él como Taylor habían saltado desde ese mismo precipicio mortal. Si de alguna manera había logrado sobrevivir a esta caída imposible, entonces tal vez Taylor también había escapado de las fauces de la muerte.
Este pensamiento le hizo girar la cabeza frenéticamente, con los ojos buscando cada centímetro del suelo del bosque circundante.
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