Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 1091
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Capítulo 1091:
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En cuestión de segundos, solo Cole y Elliana quedaron de pie en lo alto del desolado acantilado.
La conexión telefónica con Miguel se había interrumpido cuando el dispositivo cayó en picado hacia la oscuridad.
El viento rugía a través del pico rocoso, azotando el cabello y la ropa de Cole y Elliana como un tornado.
Los ojos de Cole ardían de furia, sus manos se cerraron en puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron completamente blancos. Una tormenta de ira se estaba formando en su interior.
Elliana se acercó y abrazó a Cole, con la voz quebrada por la tristeza. —Les haremos pagar por lo que le hicieron a Taylor. Estaré a tu lado en todo lo que venga después.
Cole levantó lentamente la cara hacia el oscuro cielo nocturno que se extendía sobre ellos, tensando el cuello mientras escudriñaba el infinito lienzo negro. Las lágrimas calientes se acumularon en el rabillo de sus ojos, amenazando con derramarse, pero se negó a dejarlas caer. Todo lo que veía cuando cerraba los ojos era el rostro de Taylor.
Cole decidió hacer pagar a Michael por lo que había hecho. Iba a dar caza a ese monstruo y hacerle sufrir de tal manera que la violencia de esa noche parecería un juego de niños. Y Michael suplicaría clemencia antes de que acabara con él, pero no habría ninguna.
El sonido de las hélices del helicóptero cortando el aire nocturno interrumpió de repente los oscuros pensamientos de Cole. El ruido mecánico se hizo cada vez más fuerte, hasta que pareció sacudir el suelo bajo sus pies.
Elliana levantó la vista, protegiéndose los ojos del viento al reconocer la aeronave. Era Jason.
En cuestión de segundos, el helicóptero aterrizó en el suelo rocoso cercano. Jason saltó antes de que las hélices giratorias se detuvieran por completo.
Jason había corrido hasta allí en cuanto terminó de limpiar el desastre causado por los agentes de la Sociedad Serpiente. Durante todo el vuelo, una pesada sensación de preocupación había ido creciendo en su estómago, temiendo lo que podría encontrar cuando llegara hasta ellos. Pero la escena que recibió a Jason era inquietantemente silenciosa y tranquila. No había ni rastro de…
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Taylor por ninguna parte. No había pruebas de sus atacantes. No había indicios de que se hubiera producido una violenta lucha apenas unos minutos antes. Solo estaban Cole y Elliana, de pie juntos a la luz de la luna, ambos envueltos en un dolor tan profundo que parecía irradiar de sus propias almas.
Jason nunca había visto a Cole tan destrozado. Una fría angustia se apoderó de él cuando una sospecha se hizo realidad. «Dime qué ha pasado aquí», dijo en voz baja, aunque una parte de él ya sabía que no quería oír la respuesta.
Cole permaneció completamente inmóvil, con la mirada fija en el cielo estrellado sobre ellos, como si de alguna manera pudiera hacer que Taylor reapareciera entre las luces lejanas. Fue Elliana quien finalmente rompió el silencio. Su voz era suave y quebrada cuando le contó todo a Jason: sobre la trampa de Michael, sobre la pelea, sobre cómo había visto impotente cómo Taylor desaparecía por el borde del acantilado.
Cuando llegó a la parte de la caída de Taylor, Jason apretó los ojos con fuerza, como si bloquear sus palabras pudiera de alguna manera hacerlas falsas. Una abrumadora ola de culpa lo invadió, un autorreproche que se sentía aún más pesado que el que debía estar cargando Cole. Si hubiera sido más rápido, más inteligente, más cuidadoso, tal vez podría haber evitado esta tragedia. Tal vez Taylor aún estaría viva.
Pero se obligó a dejar de lado esos sentimientos.
Tras varios minutos de pesado silencio, Jason se acercó a Cole y le puso una mano firme en el hombro. «Lo hecho, hecho está, y quedarnos aquí no va a devolver a Taylor», dijo con voz firme a pesar del dolor que sentía en el corazón. «Tenemos que tomar todo este dolor y esta ira y convertirlos en algo útil. Encontramos a Michael y le hacemos sufrir por lo que nos ha quitado. Así es como honramos la memoria de Taylor».
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