Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 1062
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Capítulo 1062:
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Lejos de allí, el ambiente era completamente opuesto. En mar abierto, Maxine brindó por la noticia y su risa resonó por encima de las suaves olas. «¡Sabía que tenía buen ojo para el talento! Todo lo que Elliana se propone, lo conquista: el arte, la medicina, la música. Se convierte en Rosa la pintora, Milena la sanadora y Stellara la estrella. ¡Es deslumbrante, de verdad! ¿Podría ser el alma gemela que he estado esperando? ¡Quizás sea tan extraordinaria como yo! Ja, ja…».
Con cada brindis, la emoción de Maxine crecía. Se bebió otra copa y se volvió más alegre, y un poco más borracha, con cada minuto que pasaba.
Hizo girar suavemente el vino en su copa, con tono pensativo. «Rita, como me diste una hija como ella, estoy dispuesta a perdonarte la traición». Levantó su copa con una sonrisa pícara. «Te perdono, Rita».
Mientras tanto, en el castillo, el estado de ánimo de Miguel era tan sombrío como la tormenta que se avecinaba.
La furia de Miguel lo consumía como un incendio forestal, dejando la devastación por toda la habitación. Los cristales rotos reflejaban la luz, mientras que los muebles volcados daban testimonio de su ira explosiva.
El recuerdo de la brillantez de Elliana le carcomía el alma, y cada momento de alegría de ella le clavaba el cuchillo más profundamente. Su dulce vida amorosa era como sal echada en heridas que se negaban a curar.
Si Elliana hubiera sido su carne y su sangre, nacida del cuerpo de Rita con él como padre, habría movido montañas para concederle todos sus deseos. La luna misma le habría parecido una petición razonable, una que habría perseguido sin dudarlo. Pero la realidad trazó un camino diferente. Elliana era la hija de Rita con otro hombre.
La mujer que había conquistado por completo su corazón había dado a luz a esta luminosa criatura para otra persona. La mente de Miguel rechazaba esta verdad con cada fibra de su ser.
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Rita lo había dejado vacío, condenado a caminar por la vida con un pecho hueco donde antes latía su corazón. Su hija con otro hombre no merecía mejor destino que la soledad que lo atormentaba. La felicidad de Elliana se convirtió en su tormento. Puesto que ella respiraba como legado de otro hombre, él se aseguraría de que ese aliento cesara.
El agudo timbre del teléfono interrumpió sus pensamientos melancólicos. El nombre de Irene apareció en la pantalla.
Miguel miró el dispositivo y respiró profundamente hasta que sus emociones volcánicas se calmaron bajo una máscara de compostura. Cuando habló, su voz sonó suave como la seda, sin delatar nada de la bestia que había rugido momentos antes. Su autocontrol era aterrador de presenciar.
Irene comenzó a hablar en cuanto se estableció la conexión, ajena a la tormenta que había interrumpido. —Sr. Griffiths, ¿qué camino tomamos ahora? Lilah ha revelado que es Elliana, y también es Stellara. Ella y los Evans han tomado el control total de la situación, lo que hace imposible ejecutar nuestro plan original.
Miguel no dijo nada, dejando que la ansiedad de ella llenara el espacio entre ellos. La frustración se filtró en su voz cuando añadió: «¿De verdad vamos a quedarnos mirando cómo esta trampa tan cuidadosamente construida se desmorona y fracasa?».
Ella anticipó su sugerencia de retirarse y reagruparse, de esperar a que la fortuna les presentara otra oportunidad. En cambio, sus palabras salieron entre dientes apretados como fragmentos de vidrio roto. «Esta noche, Elliana y Cole encontrarán definitivamente su fin».
La línea se cortó con precisión quirúrgica.
Irene miró fijamente su teléfono, con las preguntas multiplicándose en el repentino silencio que se extendió entre ella y la llamada terminada. La confusión se reflejó en su rostro mientras procesaba su abrupta despedida. Pero entonces la realidad se apoderó de ella como la niebla matinal que se disipa en la ladera de una montaña, y una sonrisa floreció en sus labios. Los métodos de Miguel le importaban poco para su gran plan. Ya eligiera el veneno o la espada, el sigilo o la violencia, el resultado seguía siendo el mismo. Cole y Elliana morirían, y ella solo tenía que esperar la confirmación de sus muertes.
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