Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 1057
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Capítulo 1057:
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¿Entonces Elliana era en realidad Stellara? Taylor abrió mucho los ojos. Llevaba días pavoneándose, convencido de que era el amor platónico de Elliana, cuando ella simplemente había estado siguiéndole el juego todo este tiempo. La verdad era que él era quien adoraba a Stellara como un fanático devoto. Stellara, la enigmática y invisible genio musical, había aparecido en persona en el escenario para rescatar su concierto fallido. ¡Qué regalo tan extraordinario le había dado!
Tras la dramática caída de Taylor al suelo, nadie se apresuró a ayudarlo: todo el equipo permaneció completamente hipnotizado por lo que estaban viendo en la pantalla.
A Taylor apenas le importó su caída. Le dolía el coxis por el impacto, pero ignoró por completo la molestia. Contempló el monitor con asombro durante unos instantes y luego se puso en pie con tal energía explosiva que se abalanzó hacia el camerino como un animal asustado. Una vez dentro, agarró un vaso, lo vació a tragos desesperados y luego se arañó la garganta, suplicando por emitir algún sonido. Tenía que cantar. Tenía que unirse a Stellara. La propia Stellara estaba ahí fuera actuando como su sustituta: ¡por fin había encontrado a su ídolo definitivo! No podía desperdiciar esta oportunidad extraordinaria. Tenía que
Tenía que unirse a ella en el escenario para convertir esa noche en el triunfo más espectacular de toda su carrera.
Pero por más que lo intentara, ni un solo sonido escapaba de sus labios. El sudor comenzó a formarse en su frente mientras el pánico y la desesperación consumían sus pensamientos. Después de numerosos intentos infructuosos, golpeó la mesa con el puño con tanta fuerza que todo su brazo se entumeció por el impacto.
Mientras tanto, Elliana seguía sin darse cuenta del caos emocional que había desatado en Taylor. Tras concluir la pieza inicial, dedicó una cálida sonrisa al numeroso público. «Buenas noches a todos. Soy Stellara. ¿Cómo se encuentran esta noche?».
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«¡Absolutamente increíble!», respondieron veinte mil voces al unísono en un coro atronador.
«¡Stellara! ¡Stellara! ¡Stellara!». El estadio rugió al unísono, un mar de devoción que se elevaba con cada cántico. En ese momento, ella no era solo una cantante. Era su reina, y el mundo giraba a su alrededor.
El rostro de Elliana irradiaba alegría absoluta, su expresión resplandecía con auténtica satisfacción. La música siempre había sido su santuario personal, algo que perseguía por puro amor a la creación, más que por cualquier deseo de reconocimiento público o ganancia económica. Subirse al escenario esa noche había sido un acto de pura desesperación.
Sin embargo, ahora que se encontraba ante este enorme público, decidió que tal vez era el momento perfecto para revelar por fin la verdad y poner fin a toda la confusión. De esta manera, ella y Cole podrían vivir abiertamente como pareja sin tener que luchar constantemente contra los rumores y las especulaciones descabelladas de los medios de comunicación.
Con esta resolución firmemente establecida, volvió a acercar el micrófono a su boca. «Todos ustedes me conocen a través de mis canciones», declaró, «pero solo por mi nombre artístico. No tienen ni idea de cuál es mi verdadera identidad, de dónde vengo realmente o cuál es mi verdadera historia. Esta noche, quiero quitarme este velo. ¿Quieren ver quién hay debajo?».
«¡Por supuesto!», respondió el numeroso público con entusiasmo unánime. Ver a Stellara actuar en directo ya había cumplido los sueños más descabellados de todos los presentes, pero ¿ahora les ofrecía mostrarles su verdadero rostro? La energía que recorría el estadio era absolutamente explosiva. Una oleada atronadora de comentarios emocionados recorrió el público.
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