Su Venganza fue su Brillantez - Capítulo 1009
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Capítulo 1009:
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Para Elliana, era una invitación, en realidad. Cuando alguien le ponía su cara arrogante tan cerca, prácticamente rogándole que le pusiera en su sitio, no podía evitar complacerle.
Al fin y al cabo, Elliana era Death Thorn. Si hubiera querido, podría haberle aplastado fácilmente todos los huesos del cráneo a Wanda con un solo golpe.
Pero como Wanda no era más que una mujer mimada, Elliana había contenido su verdadero poder. Aun así, el golpe controlado seguía siendo mucho más de lo que la delicada constitución de Wanda podía soportar.
El grito de dolor y sorpresa de Wanda llenó el aire mientras se desplomaba sobre el suelo de mármol. Su maquillaje, cuidadosamente aplicado, estaba corrido, y una huella roja y enfurecida florecía en su pálida mejilla, cuya piel comenzaba a hincharse y enrojecerse. Su cabeza daba vueltas violentamente y veía manchas brillantes bailando ante sus ojos. Yacía allí temblando, incapaz incluso de intentar levantarse, mientras un fino hilo de sangre aparecía en la comisura de sus labios.
Eva retrocedió tambaleándose, completamente conmocionada y horrorizada. Nunca había imaginado que aquella joven aparentemente refinada fuera capaz de una violencia tan rápida y brutal. La naturalidad con la que Lilah había golpeado a Wanda, sin dudar ni un instante, era aterradora.
Milton, sin embargo, observaba la escena con una satisfacción apenas disimulada. Elliana siempre había sido decidida y directa a la hora de abordar los problemas, y él encontraba su enfoque profundamente gratificante.
A pesar de su terror, Eva se obligó a hablar. «¡Cómo te atreves a ponerle la mano encima a Wanda!», gritó, con la voz temblorosa por la indignación y el pánico. «¡Wanda es mi hija; no tienes autoridad para tocarla!».
Otro fuerte golpe rompió el aire cuando la palma de Elliana impactó en la cara de Eva, con la misma fuerza controlada y la misma técnica precisa.
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Al igual que Wanda antes que ella, Eva fue completamente incapaz de soportar el impacto. Gritó y se estrelló contra el suelo mientras la sangre comenzaba a brotar inmediatamente de su nariz y boca, y su visión se oscurecía por los bordes.
Elliana dio un paso adelante con calma y colocó su zapato de diseño firmemente sobre la cara de Eva, presionando lo suficiente como para dejar clara su posición de dominio absoluto.
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Ni en sus sueños más descabellados Eva había imaginado que se encontraría en una situación tan degradante.
Como hija única de Rubén y Diane, Eva había sido mimada en exceso y nadie se había atrevido jamás a ponerle la mano encima. Incluso después de casarse con la familia Campbell, donde Arthur le negaba su amor y reconocimiento, su dolor siempre había sido emocional, nunca físico. Ninguna mano la había golpeado jamás.
Sin embargo, allí estaba ella, con la cara inmovilizada bajo el talón de Lilah. Momentos antes, había intentado imponer su autoridad. Ahora, en un abrir y cerrar de ojos, se sentía sumida en la vergüenza.
La conmoción, la rabia y la incredulidad se agitaban dentro de Eva, pero la realidad de su situación era innegable. Su mejilla aún ardía por la bofetada de Lilah. Atrapada bajo el peso de un zapato de diseño, se sentía impotente. En ese momento aplastante, el orgullo que había llevado toda su vida se desvaneció como el humo en el viento.
Elliana miró a Eva con expresión fría, desprovista de compasión. Era la mujer que había hecho miserable la vida de su madre, la misma que había destrozado a su familia y los había mantenido separados durante veinte largos años.
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