Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 94
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 94:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Rosanna y Sandra avanzaban hacia ellos, cogidas del brazo.
Sus ojos se abrieron con sorpresa en cuanto vieron a Kathie y Ethan detrás de Maia. La mirada de Rosanna titiló con culpa.
Al verla, la expresión de Ethan se tensó. Abrió los labios como si quisiera hablar, pero las palabras se le atragantaron en la garganta. Se dio cuenta de algo cruel.
Rosanna ya no era su hermana.
La tenue luz de sus ojos se apagó, sustituida por una fría y cautelosa distancia.
De pie cerca de allí, Sandra lanzó a Maia una mirada llena de disgusto apenas disimulado. Su voz rezumaba burla cuando dijo: —Así que, Maia, ¿has vuelto arrastrándote a estos barrios bajos porque estás arruinada? Creía que tenías a un hombre rico que te respaldaba. ¿Qué ha pasado? ¿Ya te ha dejado? Qué patética. Pero creía que ya habías previsto este día. Al fin y al cabo, ¿quién iba a tomarse en serio a una mujer como tú? Unas cuantas noches de diversión y luego pasan página. Nunca has valido más que eso».
Años atrás, la familia Morgan había ocultado la existencia de Ethan a Maia, aterrorizados de que la gente de los rincones más bajos de la sociedad se aferrara a su apellido y causara un escándalo.
Nunca, ni en sus sueños más descabellados, Sandra había imaginado que Maia aparecería hoy con ellos.
Incluso después de haber sido criada como una Morgan durante diecisiete años, Maia había elegido quedarse con la gente de los barrios bajos en lugar de volver arrastrándose y suplicar por un lugar en su mesa.
Para Sandra, era absolutamente humillante.
Hirviendo por dentro, Sandra apenas podía contener la ira y la decepción que bullían en su pecho.
Kathie, al oír las crueles palabras de Sandra, miró a Maia con el corazón encogido. En ese momento, creyó comprenderlo. Seguramente, pensó, Maia debía de estar tan desesperada que se había vendido para poder sobrevivir. La lástima pesaba mucho en el corazón de Kathie.
Tu novela favorita continúa en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒ𝒶𝓷.ç◦𝓂 en cada capítulo
A su lado, Ethan se mordió con fuerza el labio, mirando de reojo a Maia. Pero la mirada de Maia permanecía tranquila, impasible.
—Si estás tan desesperada, ¿por qué vienes a un lugar como el Centro de Atención Primaria? —Sandra miró con desdén la clínica de Elvira, que estaba cerca—. ¿Qué, vienes a pedirle limosna al doctor Cullen?
—¡Cuidado con lo que dices! ¿Por qué no podemos venir aquí como todo el mundo? —Incapaz de contenerse más, Kathie dio un paso adelante, con el rostro enrojecido por la ira.
Ver el rostro de Sandra le trajo un torrente de recuerdos. Habían pasado cuatro años desde que apareció con su grupo y se llevó a Rosanna. Y nunca olvidaría la brutalidad con la que Sandra había pateado a Ethan en el pecho, haciendo volar al frágil niño.
Sandra llevaba tacones altos y la patada fue tan fuerte que Ethan estuvo una semana en cama.
Y ahí estaba ella otra vez, burlándose de Maia, demostrando que la familia Morgan nunca había tenido una pizca de decencia.
Cuando los ojos de Sandra se posaron en Kathie, el recuerdo la golpeó: era ella quien, junto con Ethan, había intentado impedir que se llevara a Rosanna. Soltó una risa fría y burlona.
—¡Por supuesto que no puedes venir aquí! ¿Sigues comportándote como si fueras alguien cuando no eres más que basura de los barrios bajos? ¡Sé consciente de tu lugar!
Las mejillas de Kathie se pusieron rojas y sus labios comenzaron a temblar tras escuchar las palabras de Sandra.
Elvira frunció el ceño. La idea de Maia como una cazafortunas, dependiente de un hombre, le parecía imposible. Con las habilidades que tenía Maia, ni aunque los cerdos volaran se apoyaría jamás en ningún hombre. Nunca había mostrado el más mínimo interés por el propio hermano de Elvira. ¿Por qué iba Maia a molestarse en mirar dos veces a un tipo cualquiera?
.
.
.