Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 901
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Capítulo 902
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Sin darse cuenta del sutil cambio en el comportamiento de Maia, Kathie suspiró y continuó. «Quién hubiera pensado que te encontrarías con semejante lío nada más volver… Vince está completamente loco, imagínate, amenazarte con bombas. Es como si tratara las vidas humanas como si fueran juguetes. De verdad que no entiendo qué pensaban los Morgan cuando decidieron emparejarte con alguien como él. Menos mal que tú no eres uno de ellos». La preocupación arrugó su frente y su voz temblaba por la inquietud y la ira silenciosa. «Maia, sinceramente, estaba aterrorizada… Cuando vi las noticias hoy, sentí como si me hubieran dejado sin aire».
Maia comprendió que la preocupación de Kathie provenía de un buen lugar. Extendió la mano, le dio una palmadita reconfortante y le dijo con voz tranquila: «No te preocupes, Kathie. Mira, estoy bien, ¿no?».
Pero Kathie no lo dejaba pasar. Soltó otro suspiro y murmuró unas cuantas palabras entre dientes. «Te lo juro, Vince va directo al desastre. Tú has tenido suerte, alguien allá arriba debe de haberte protegido. Si te hubiera pasado algo, no sabría cómo mirar a tus padres a la cara cuando los viera en el cielo. Han hecho tanto por mí en el pasado». Su voz se apagó mientras se sumergía en viejos recuerdos.
«Tus padres, aunque no tenían mucho, siempre mantuvieron la cabeza alta», dijo Kathie, suavizando su expresión. «Cuando Rosanna y Ethan aún eran niños, las cosas eran difíciles económicamente, pero tus padres se aseguraban de que tuvieran un aspecto presentable. Puede que su ropa fuera vieja y estuviera un poco gastada, pero se comportaban con mucha elegancia. Tenían una elegancia tranquila, pasara lo que pasara».
Se detuvo un segundo, miró a Ethan y continuó. «Tus padres hicieron todo lo posible para que sus hijos tuvieran una buena oportunidad en la vida, especialmente en lo que se refería a la escuela. No escatimaron en nada, sin importar el costo». De repente, el rostro de Kathie se tensó, como si un recuerdo la hubiera golpeado con fuerza. «Lo que me rompe el corazón es…».
«Nunca descubrieron la verdad: estaban criando a la niña equivocada. Rosanna ni siquiera era suya. Todavía recuerdo… que, estudiara lo que estudiara, ellos la apoyaban. La vida no les resultaba fácil, pero su devoción por sus hijos nunca flaqueó».
Algo en lo que dijo Kathie conmovió a Ethan. Sus palabras desbloquearon recuerdos de su infancia que llevaban mucho tiempo enterrados.
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En aquellos días, él y Rosanna siempre estaban al lado de sus padres. No tenían mucho, pero de alguna manera, la vida se sentía plena y rica. Incluso ahora, solo recordarlo le provocaba una sonrisa tranquila a Ethan.
Justo cuando Maia abrió la boca para decir algo, Ethan la interrumpió: «Sí, yo también lo recuerdo… A papá le gustaba dibujar. Todavía recuerdo ese halcón que dibujó una vez, solo con un lápiz, pero parecía casi real. En aquel momento, ni siquiera sabía que se suponía que era arte. Lástima que el boceto desapareciera más tarde».
Maia se quedó en silencio, dejando que los recuerdos de Ethan y las historias de Kathie la inundaran. Una extraña mezcla de desconcierto e interés comenzó a surgir en su interior. Sus pensamientos se desviaron hacia la escultura que Ethan le había regalado en su último cumpleaños, que representaba a su familia.
En ese momento, su imaginación le trajo imágenes de sus padres. Vestían de forma sencilla pero elegante. Sus rostros estaban tranquilos, pero sus ojos tenían una intensidad silenciosa, como un fuego ardiendo justo debajo de la superficie.
De repente, una extraña corazonada la invadió. ¿Y si sus padres habían sido ricos en el pasado? Quizás, hacía mucho tiempo, habían vivido cómodamente, mucho mejor de lo que ella había imaginado.
Eso podría explicar su forma elegante de vestir y el gran énfasis que ponían en la educación.
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