Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 895
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Capítulo 896
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«Me di cuenta de que te apresuraste a esconder algo cuando entré. ¿Por qué no me muestras qué tipo de noticias han llamado tu atención?».
Con movimientos eficientes, Kiley abrió la lista de sitios visitados recientemente con unos pocos gestos rápidos.
En la pantalla, palabras como «Maia», «explosión» y «heroína» prácticamente saltaban de la barra de búsqueda.
Toda la habitación pareció detenerse, y el silencio se hizo más denso a su alrededor.
«Así que has estado pensando en Maia», dijo Kiley con voz tranquila mientras observaba atentamente a Raegan. Una lenta y cómplice sonrisa se dibujó en el rabillo de su boca. «Nunca hubiera imaginado que te interesara tanto su historia».
Raegan sintió de repente que se le oprimía el pecho, pero mantuvo el rostro impasible, sin mostrar ningún indicio de angustia.
«Me has pillado in fraganti. Solo quería hacer algo bueno por ti. Ese día en la galería, Maia se metió con tu hermana sin pensárselo dos veces. Tú te quedaste allí, absorbiéndolo todo en silencio. Así que… pensé que tal vez podría indagar un poco en el pasado de Maia. Ver si había algún trapo sucio que pudiera pasarte».
Kiley arqueó ligeramente las cejas, como si sopesara el significado de la confesión de Raegan. En la exposición, Raegan había reaccionado de forma extraña cada vez que Maia estaba cerca. Parecía que a Raegan sí le importaba, que esperaba vengar a Kiley y Mariana. Ese pensamiento reconfortó a Kiley, que se creyó la historia de Raegan sin dudar.
Al ver la reacción de Kiley, Raegan ocultó su sonrisa, segura de que su historia había surtido efecto. Para que su historia sonara más creíble, dejó que un brillo natural destellara en sus ojos mientras hablaba. «Sinceramente, no lo vi venir… En cuanto Maia regresó a Wront, se hizo famosa en Internet. La gente empezó a alabarla como si fuera una especie de heroína por el incidente de la explosión».
Dudó un instante y luego se inclinó hacia ella, bajando la voz hasta casi susurrar. —Kiley, hay algo en ella que no me cuadra.
«¿Algo no te cuadra?», preguntó Kiley sorprendida, con la curiosidad despertada al instante por la vaga advertencia de Raegan. «¿A qué te refieres?».
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«A decir verdad, Maia no parece alguien que haya pasado cuatro años entre rejas».
Raegan se puso de pie y, con voz más suave, explicó: «Su forma de comportarse es demasiado fluida, demasiado pulida. Como si lo hubiera estado practicando delante del espejo. Empiezo a pensar que todo su pasado ha sido inventado a propósito. Escucha. La identidad que ha estado utilizando no tiene sentido. Es como si alguien hubiera tomado fragmentos de vidas totalmente ajenas y los hubiera unido. No es habitual que un exrecluso llegue a lo más alto en los negocios, el arte y la música a la vez. Es demasiado perfecta. Es como si estuviera diseñada para impresionar. ¿El hecho de que se hiciera tan popular justo después de salir? Despierta demasiadas sospechas».
Raegan expuso sus argumentos paso a paso, y todos ellos parecían creíbles y bien pensados. Era imposible que una persona adquiriera tanta destreza en tan poco tiempo, a menos que Maia hubiera pasado cada uno de los días de esos cuatro años entre rejas trabajando sin descanso para perfeccionarla.
La expresión de Kiley se volvió más seria mientras escuchaba. Reflexionó sobre las palabras de Raegan, dándoles vueltas en su mente. No podía negarlo: la teoría de Raegan era atrevida, pero tenía peso y tenía mucho sentido.
Después de permanecer en silencio durante un rato, Kiley soltó una risa ahogada. —Parece que tendré que hacer un viaje a la prisión de Wront, donde cumplió su condena. Necesito saber exactamente qué pasó durante esos años.
—¿Eh? —El pulso de Raegan se aceleró y soltó sin pensar—: ¿De verdad vas a volver a Wront?
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