Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 858
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Capítulo 859
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Con la cabeza recostada contra el asiento, Maia contemplaba el cielo abierto. El peso emocional de los últimos días la agobiaba y el cansancio se apoderaba lentamente de ella.
El sueño se apoderó de ella y sus ojos se cerraron. Su cabeza se inclinó suavemente y descansó sobre el hombro de Chris sin que ella se diera cuenta.
Al sentir la suave presión contra él, Chris se giró ligeramente y vio la expresión tranquila de Maia.
Una tranquila calidez le invadió el pecho. Para no molestarla, se movió lo justo para sostenerla mejor.
Cuando pasó una azafata, Chris le pidió amablemente una manta y se la colocó con cuidado sobre Maia.
Sus ojos se detuvieron en el rostro dormido de ella, y una tranquila alegría se agitó en su interior.
Si fuera por él, detendría el tiempo en ese mismo instante. Chris deseaba con todas sus fuerzas poder permanecer siempre al lado de Maia, para protegerla, para darle paz y para compartir momentos como ese durante el resto de sus vidas.
Mientras estaba perdido en sus pensamientos, Chris se dio cuenta de repente de un cambio: la respiración de Maia se había vuelto irregular y un fino velo de sudor había comenzado a formarse en su frente.
Sin que él lo supiera, Maia estaba atrapada en una pesadilla.
En ese sueño, había sido arrastrada de vuelta a sus primeros años. Richard y Sandra se erigían como figuras distantes, su frío silencio la excluía mientras esperaba sola fuera de una puerta cerrada.
Antes de que pudiera procesar el dolor, el escenario cambió. Rosanna apareció a continuación, con una expresión aguda y triunfante, lanzando falsas acusaciones que dejaron a Maia impotente y sin voz.
Momentos después, apareció Vince. No la miró con lástima ni con ira, sino con desdén grabado en su rostro, como si su mera presencia le resultara repulsiva.
La pesadilla dio otro giro. Esta vez, vio a un niño pequeño, alguien familiar pero extrañamente distante. Quería verlo con claridad, aferrarse a algo real en medio del caos, pero el sueño no se lo permitía. Todo lo relacionado con él permanecía borroso, por mucho que se esforzara por enfocar la vista.
𝐜𝐨𝐧𝐭𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐩𝐢𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 ɴσνєʟα𝓈𝟜ƒαɴ.𝓬ø𝓶
Entonces, se precipitó hacia adelante, ahuyentando valientemente a las personas que lo acosaban. En un abrir y cerrar de ojos, el niño se erguía sobre ella. Levantó la vista y solo vio su barbilla. Su altura había cambiado. Ya no era ella misma.
Poco a poco se dio cuenta de algo. En este sueño, se había convertido de nuevo en una niña.
Justo cuando ese extraño pensamiento se asentó en su mente, el sueño dio un giro violento y Maia se encontró temblando al borde de un monstruoso acantilado. Debajo de ella se extendía un vacío negro infinito, lleno de ríos de lava fundida y llamas titilantes que lamían el aire como el aliento de alguna bestia antigua.
Al darse la vuelta, vio que la familia Morgan estaba junto a Vince, con sonrisas inquietantes. Sin dudarlo, innumerables brazos se lanzaron hacia adelante, empujándola fuera del saliente.
Cayó en picado, agitando los miembros, extendiendo los brazos con desesperación, pero el aire no le ofrecía ningún agarre, ninguna salvación.
Entonces, atravesando el caos, una voz suave y familiar flotó hacia ella como un salvavidas. «Maia… oye, Maia, ¿puedes oírme? Despierta… por favor…».
En un instante, Maia abrió los ojos de par en par. Se encontró mirando directamente a la cara de Chris, llena de preocupación e inquietud.
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