Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 809
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 809
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
Raegan levantó la cabeza de golpe y contuvo el aliento. La confusión se agitaba en su pecho. «Señor, ¿he cometido un error?», preguntó con voz ronca, llena de incredulidad.
La capilla quedó en silencio, el aire cargado de tensión.
Los miembros enmascarados intercambiaron miradas furtivas, con los ojos fijos entre Raegan y la plataforma.
La mirada de Chris, fría como el acero, no ofrecía ningún calor. «Maia Watson no es alguien a quien se pueda contrariar», dijo, y sus palabras detonaron como una granada en el silencio.
Raegan apretó los puños y sus labios se tensaron bajo la máscara.
Sin decir nada más, Chris se dio la vuelta, su máscara plateada captando el último destello de la luz de las velas antes de desaparecer en las sombras de la capilla.
Los miembros se quedaron paralizados, con la respiración entrecortada tras su partida.
Tras un largo momento, Raegan se movió y su voz recuperó su tono cortante. «Dispersaos», ordenó a los demás. «Recordad bien las palabras del líder».
Una hora más tarde, Raegan entró a zancadas en el vestíbulo del hotel. Su mente bullía, una tormenta de preguntas y dudas.
¿Por qué había hablado el líder con tanta dureza?
¿Sabía de su enfrentamiento con Maia en la exposición de arte?
Su advertencia había sido inequívoca, una puñalada a su orgullo.
En todos sus años, Raegan nunca se había encontrado en una situación así.
Sin embargo, ahora la duda la carcomía. ¿Quién era Maia?
No era miembro de The Mask, eso estaba claro.
¿Una agente encubierta, tal vez?
Pero si Maia realmente pertenecía a La Máscara, razonó Raegan, ella y los demás habrían sido informados en el momento en que Maia pisó Sceibar. ¿O era Maia algo completamente diferente, una nueva pieza en el tablero de ajedrez de Chris, una rival que amenazaba el lugar de Raegan a su lado?
Encuentra más en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.ç◦𝓂 antes que nadie
Esa idea le retorcía las entrañas como un cuchillo. Raegan siempre se había considerado su arma más afilada, su espada más fiable.
Nadie podía suplantarla. Ella no lo permitiría.
Su agitación hervía a fuego lento, un fuego avivado por cada pregunta sin respuesta.
Al pasar su tarjeta magnética por la puerta de la suite presidencial, oyó el clic de la cerradura. Pero al dar un paso adelante, se quedó paralizada. Se le cortó la respiración.
Kiley ya estaba en casa, mucho antes de lo esperado.
Kiley estaba recostada en el lujoso sillón de la suite presidencial, con una mano sobre la rodilla y la otra manejando con destreza su ordenador portátil. Sus ojos permanecían fijos en la brillante pantalla, donde la fotografía de Maia ocupaba el centro, flanqueada por un nítido dossier con sus datos.
«¿Por qué te fuiste sin decir nada?», preguntó Kiley, con voz suave como la seda, sin molestarse en levantar la vista.
La pregunta quedó suspendida entre ellas, casual pero incisiva, sin revelar nada de sus pensamientos más íntimos.
Raegan dudó, pero luego esbozó su característica sonrisa. Contoneando las caderas, se acercó y se sentó en el regazo de Kiley, con voz juguetona. «Has estado fuera una eternidad, Kiley. Me estaba volviendo loca aquí, así que salí a dar un paseo para quitarme el aburrimiento».
Kiley arqueó una ceja, con la mirada aún fija en el portátil. «¿Un paseo? ¿O un hombre? ¿Estás triste?».
.
.
.