Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 808
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Capítulo 808
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Todos los miembros se levantaron al unísono, inclinando la cabeza en perfecta sincronía.
«¡Saludos, señor!».
Chris se colocó al frente, con su mirada penetrante recorriendo las figuras enmascaradas que tenía ante sí.
«Bien. Cinco de ustedes han respondido a la llamada».
A continuación, dirigió deliberadamente su atención a Lady Golden Enigma.
«Ahora… entreguen su informe».
En la capilla, tenuemente iluminada, figuras enmascaradas se levantaron una a una, cada una de ellas entregando sus informes sobre asuntos regionales.
Chris, envuelto en su máscara plateada, se sentó en la plataforma elevada, con una postura tranquila pero imponente. Escuchó con atención, inclinando la cabeza en sutiles gestos de asentimiento.
«Buen trabajo», dijo con voz firme y cálida, mostrando su aprobación.
Aunque sus rostros permanecían ocultos, la emoción de sus elogios se extendió entre los miembros. Sus hombros temblaban de emoción mientras se inclinaban respetuosamente ante su líder.
Para ellos, él era más que un comandante: era su salvador, el hombre que los había rescatado de las garras de la muerte años atrás durante un audaz rescate. Su verdadero rostro seguía siendo un misterio, pero su lealtad ardía con fuerza.
El credo de La Máscara latía en sus corazones: Ocultar la identidad para proteger la justicia. Era un voto para proteger a los inocentes de la desgracia, una misión que los unía más que la sangre.
Los informes fluían como un río, trayendo consigo historias de movimientos transfronterizos de capital en el mundo financiero, movimientos de recursos militares en East Otruitho y planes políticos secretos susurrados en pasillos oscuros. Cada revelación pintaba un cuadro de un mundo que se tambaleaba al borde del abismo.
Cuando la discusión se centró en los negocios ilícitos de las corporaciones multinacionales, el ambiente se tensó. Todas las miradas se dirigieron a la tercera fila, donde se sentaba Lady Golden Enigma, ya que ese era su ámbito de investigación.
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Raegan se levantó, su mirada penetrante atravesaba las rendijas de su máscara dorada y se fijó en Chris. Enderezó los hombros y su voz, precisa y firme, rompió el silencio.
«Con tres días de retraso, el último carguero del Grupo Cooper atracó en Otruitho. Se pagó una multa de diez mil millones por el retraso, canalizada a través de Radiant Jewels».
Sus palabras tenían el peso de los meses que había pasado ganándose la confianza de Kiley, haciéndose pasar por una confidente para desvelar los secretos de Radiant Jewels. Kiley la veía como una amiga íntima, sin sospechar nunca de sus motivos.
El informe de Raegan confirmó las sospechas de Chris: su reciente operación había afectado al Grupo Cooper, aunque no había detenido por completo sus envíos.
Las acciones de la empresa, tras una semana turbulenta, apenas habían comenzado a estabilizarse. La falta de movimiento por parte de Kolton sugería que se estaba tomando un tiempo para recuperarse del impacto.
—¿Qué carga? —preguntó Chris, con tono mesurado.
Raegan negó ligeramente con la cabeza y dejó escapar un leve suspiro. —Aún no hay confirmación, pero las pistas apuntan a suministros médicos.
Hizo una pausa, esperando los elogios a los que se había acostumbrado.
Raegan no era una agente cualquiera; había bailado con la muerte en innumerables misiones, saliendo siempre ilesa. Chris siempre había reconocido su habilidad, su astucia. Sin duda, ahora también lo haría.
Pero medio segundo de silencio se prolongó pesado y desconocido. Cuando Chris finalmente habló, su voz era baja, con un tono de cautela. «Presiona más. Mantén la discreción. Y mantén la concentración, evita enredos».
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