Resurgiendo de las cenizas - Capítulo 784
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Capítulo 784
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Cuando giró hasta la mitad, se pudo ver el reverso.
Un instante después, la multitud exhaló al unísono, atónita.
En la parte posterior había una imagen de un fénix, elevándose desde las cenizas humeantes. Sus alas se extendían triunfantes, con el pico levantado en un feroz grito hacia los cielos.
Un rayo de luz barrió la superficie, revelando el mismo pájaro de antes, renacido. El contraste entre las dos caras era sorprendente, una vívida representación de la vida luchando por resurgir de la muerte. La imagen irradiaba fuerza y belleza, impactando a la multitud con una fuerza emocional. El fénix parecía tan vivo que podía saltar directamente del lienzo, dejando a aquellos que se habían burlado del «pájaro muerto» completamente clavados en el sitio.
«Esto es…», Mariana abrió mucho los ojos, pero no pudo decir nada más. Se quedó paralizada en silencio.
Solo unos minutos antes, lo había descartado sin pensarlo. Ahora le golpeó como una bofetada: había estado completamente equivocada.
Y no era solo ella. Incluso Raegan retrocedió inconscientemente, susurrando entre dientes: «No es un pájaro muerto, es un fénix».
«Un fénix renacido». La mirada de Kiley se fijó en la criatura en llamas, con los ojos brillando con intensidad.
Un concepto brillante, ejecutado con maestría. ¿Podría ser esta la joya escondida que había estado buscando todo este tiempo?
«¿Quién es exactamente este Matias Watts?», murmuró.
Mientras tanto, Mariana permanecía en silencio a su lado, desconcertada y sin saber qué decir. Por fin comprendió por qué esta obra podía ser realmente la joya más preciada de la Galería Orchid.
Al principio, lo había descartado como un simple truco llamativo: pintar en ambos lados del lienzo.
Pero ahora se daba cuenta de que no se trataba solo de pintura en dos superficies. Había algo más profundo en juego.
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Se agachó y entrecerró los ojos para estudiarla más de cerca.
Los bordes de las alas del fénix y ciertas líneas parecían desbordarse hacia el «pájaro muerto» del reverso, como si la pintura del lado de la muerte se filtrara para esbozar los huesos bajo el renacimiento.
El pájaro moribundo y el fénix renaciente no estaban en conflicto; fluían el uno hacia el otro, contando una sola historia. La muerte se convirtió en el suelo del que brotó el renacimiento.
La ingenuidad y la visión del pintor iban mucho más allá de un diseño inteligente. La obra luchaba con ideas profundas bajo su superficie.
Las yemas de los dedos de Mariana temblaban ligeramente. Así que esa era la verdad. En ese momento, no podía negar que la habilidad, la imaginación y el mensaje de este artista estaban a la altura de su propia y preciada obra, «Olas embravecidas».
Apretó los puños, con una chispa de determinación brillando en sus ojos.
Claramente había juzgado mal a este artista, Matías.
Sin embargo, si se trataba de talento puro, sin trucos ni ilusiones, estaba convencida de que seguía teniendo ventaja.
Confortada por esa creencia, Mariana exhaló un suspiro lento y constante. Aun así, una intensa curiosidad ardía en su interior por conocer a Matías cara a cara.
«¿Quieres conocer al artista?», preguntó Kiley de repente, con evidente entusiasmo.
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